Las bodegas La Ardosa fueron una red de establecimientos abiertos en el Madrid de finales del siglo xix (1892). A comienzos del xxi se conservaban aún dos de ellas, cuyas fachadas son una interesante muestra más del tópico casticismo[1] en la decoración del comercio de la capital de España, con ejemplos singulares de la azulejería nacional,[2] obra de maestros ceramistas como Enrique Guijo o Alfonso Romero Mesa entre 1917 y 1930.[3] Su nombre, «La Ardosa», hace referencia a un pago de viñedos de la provincia de Toledo,[4] próximo a la localidad de Consuegra.
La cadena de bodegas «La Ardosa» fue promovida por el empresario Rafael Fernández, que llegó a montar más de dos docenas de establecimientos de este tipo en el Madrid de entresiglos. El negocio familiar se liquidó en su tercera generación.[4]
Las tabernas sobrevivientes conservan en su fachada o su interior composiciones de azulejería policromada en grandes paneles orlados con marcos de lacerías y cenefas o zócalos y arrimaderos decorados con técnica de cuerda seca.[5]
Se considera que la más antigua es la conservada en el número 13 de la calle de Colón (entre la calle Fuencarral y la plaza de San Ildefonso), inaugurada en 1892.[a] Otro local de bodegas «La Ardosa», asimismo convertido en cervecería, es el de la calle de Santa Engracia, con una valiosa fachada de azulejería.[2][6] Queda noticia de la existencia de otros locales que al ser totalmente reformados han perdido toda su identidad y encanto: en Ponzano, 10, en el número 32 de la calle de Abtao y en la calle Avecilla, en Vista Alegre.[b][7]