Bernardo de Folcaut (también escrito como Bernart o Bernard, así como Bernardo de Foucault), (Pamplona, c. 1315[a] - Anagni, 7 de julio de 1377)[1] fue un clérigo que ocupó la sede episcopal de Huesca (1362-1364) y la sede episcopal de Pamplona (1364-1377), además de estar muy presente en las tareas de gobierno del reino de Pamplona, tanto al servicio directamente del rey Carlos II de Navarra como de la reina Juana de Valois, consorte y regente del reino en ausencia de su esposo Carlos. Con todo, al regreso de Carlos II a Navarra, le fue abierta una investigación, junto a Juan Cruzat, deán de Tudela, por sus actuaciones durante la regencia de Juana y tras ser acusado de conspirar contra el monarca navarro, tuvo que exiliarse aunque no renunció al cargo episcopal. El deán de Tudela, por contra, fue capturado y ejecutado en Logroño.[2] Fue sucedido por Martín de Zalba.
Bernardo de Folcaut | ||
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Información personal | ||
Nacimiento |
1315 Pamplona (España) | |
Fallecimiento | 7 de junio de 1377jul. | |
Religión | Iglesia católica | |
Información profesional | ||
Ocupación | Sacerdote católico, obispo católico, jurista y consejero real | |
Cargos ocupados |
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Se sabe que era natural de Pamplona, miembro de la burguesía pamplonesa,[3][4] y, aunque se desconoce la fecha exacta de su nacimiento, hay noticia de que a los 28 años, siendo ya «licenciado en decretos y oidor» en el palacio episcopal gobernado por Arnaldo de Barbazán, recibió el 1 de junio de 1343 unas rentas sobre el lugar de Orcoyen valoradas en 50 florines anuales.[5]
En 1347, estando ausente por un largo tiempo el obispo Arnaldo de Barbazán, ejerció de vicario general compartiendo el cargo con el arcediano de la Valdonsella, Arnaldo Guillén de Gabastón, el prior de Villatuerta, Bernardo de Funes, y los rectores respectivos de Ardaiz y Ardanaz, Sancho Mola y Fortún García.[5]
Desde el 20 de diciembre de 1349 figura como canónigo de Tudela y, siete días después, como deán de Tarazona por nombramiento de Clemente VI. Unos años más tarde, Inocencio VI hace otro tanto como canónigo de Lérida, arcediano de Santa Engracia de Jaca y prepósito de Lérida aunque no llegó a residir en ninguno de esos lugares puesto que antepuso su servicio al rey de Navarra a estas responsabilidades eclesiásticas.[5]
Estando prisionero Carlos II en Francia, en 1356, fue enviado por el infante Luis de Navarra, lugarteniente del reino, a la corte francesa y aviñonesa, junto al prior de Roncesvalles, Sancho García de Echagüe, y los notables del reino, Gil García de Yániz, Ferrán Gil de Asiáin y Juan Pérez de Esparza, alcalde de la Cort. Sin haber logrado su meta, en 1357 viaja desde Pamplona a Burdeos con el mismo objetivo. Su misión diplomático tuvo continuidad ante la corte real aragonesa.[6]
Entre el 11 de marzo de 1362 y el 24 de enero de 1364 estuvo al frente de la sede episcopal de Huesca. En este tiempo, para su nepote Bartolomé de Folcaut, solicita al papa la canonjía de la enfermería de la catedral de Pamplona que acababa de quedar vacante.[7][8]
El papa Urbano V nombre el 24 de enero de 1364 a Bernardo de Folcaut obispo de Pamplona sin que hubiera elección previa del cabildo pamplonés. Con todo permaneció en Aviñón durante más tiempo mientras García Sánchez de Ibilcieta, abad de Navascués, administraba la diócesis, prestando al regente de Navarra, el infante Luis dinero y recursos para atender las necesidades del reino.[9]
Folcaut seguía en Aviñón junto a Juan Cruzat, deán de Tudela y doctor en decretos, además de capellán pontificio. Esperaron la llegada de los embajadores navarros que iban a negociar la paz con Francia tras la batalla de Cocherel. Entre el séquito diplomático figuraban el canciller real, Juan de Hannecourt, el mariscal del reino, Juan Remírez de Arellano, el señor de Luxa, Arnaldo, además de varios clérigos. Finalmente, en París, se logra el 6 de marzo de 1365 una tregua que culminaría con la firma del tratado de paz el 9 de marzo siguiente.[10]
Terminada su labor diplomática, Bernardo de Folcaut regresa a Navarra y a finales de junio de 1365 hace su entrada solemne en la sede de la diócesis.[11]
Su conexión con la actividad de la corte navarra fue temprana y el 10 de septiembre de 1365 ya estaba asistiendo a una sesión del Consejo Real. A principios de 1366 estaba sentado junto al rey y el obispo de León. A finales de febrero de este año, tanto él como el arcediano de la tabla, también recibe el decreto de movilización general emitido por el rey, con la orden de presentarse acompañado con el mayor número posible de caballos equipados para acompañar al rey. Sin embargo, hacen caso omiso.[12]
Cuando ese verano de 1366 llega la reina a Pamplona, el rey la aloja en el palacio episcopal de la Navarrería, llamado también palacio de San Pedro, el cual estaba viejo y deteriorado ordenando el monarca su reparación.[13] Esta llegada venía rodeada de gran importancia puesto que era la primera vez que pisaba Pamplona su hijo primogénito, Carlos. Lo primero que hizo el infante heredero fue ofrendar a Santa María de Pamplona un paño de oro que había costado 52 florines. Las estancias palacianas siguieron recibiendo arreglos durante los años siguientes.[14]
Los asuntos en las posesiones normadas de los Evreux empujaron a Carlos II a regresar a Francia durante varios años. El monarca navarro, que fue descubriendo en su esposa una colaboradora eficaz y confiable cada vez mayor, deja formalmente a su hijo Carlos como regente, pero con Juana ejerciendo la autoridad de forma efectiva junto a sus consejeros Bernardo de Folcaut y Juan Cruzat. Este segundo de forma aún más dedicada y eficiente desempeñando labores diplomáticas en Aragón para lograr una alianza frente a Castilla donde Enrique acababa de eliminar a su hermanastro Pedro I.[15]
El 29 de agosto de 1372 se reúne Carlos con Juana en el monasterio de la Oliva finalizando así la etapa de regencia.[16] Con el regreso a Navarra, se buscó revertir la situación aunque las circunstancias habían cambiado mucho durante su ausencia (septiembre de 1372).[17] Los historiadores José Goñi Gaztambide y José María Lacarra, respectivamente, explican cómo se precipitaron los acontecimientos y los cambios: «Las Cortes reunidas en Pamplona hacia el 4 de marzo de 1373 habían acordado conceder al rey una ayuda extraordinaria de 50.000 libras para armar 3.000 hombres.» Sobre el pueblo llano recaían veinte mil libras. Pero de esta ayuda no quedaba nadie excluido «ni los nobles ni los eclesiásticos. Se dijo que García Sanchiz de Ibilceta, tesorero del reino, familiar y hombre de confianza del obispo, prohibió a los arciprestes que cobrasen la parte correspondiente a la clerecía del obispado de Pamplona, y los de Tarazona se negaron a entregar su parte, porque los del obispado de Pamplona no pagaban. García Sanchiz de Ibilceta fue destituido del cargo de tesorero del reino; se mandó abrir expediente contra el obispo y el deán de Tudela, Juan Cruzat, y ambos buscaron la salvación en la fuga. El obispo, Bernardo de Folcaut, llegó a Aviñón, donde fue acogido en la corte papal, y ya no volvió a su diócesis; el deán fue alcanzado y muerto cerca de Logroño. Los bienes de ambos fueron confiscados.»[18][17]
A los seis meses del traslado de la sede papal de Aviñón a Roma, fallece Folcaut en Anagni el 7 de julio de 1377 cuando contaba 62 años. Con todo, sus restos fueron trasladados a Pamplona, a la catedral.[1]
Predecesor: Guillermo de Torrellas |
Obispo de Huesca 11 de marzo de 1362-24 de enero de 1364 |
Sucesor: Jimeno Sánchez de Ribabellosa |
Predecesor: Miguel Sánchez de Asiáin |
Obispo de Pamplona 24 de enero de 1364 - 7 de julio de 1377 |
Sucesor: Martín de Zalba |