La batalla de Huanta fue un enfrentamiento militar librado durante la revolución del Cuzco, en la independencia del Perú, en 1814, entre las fuerzas realistas y patriotas, acabando con una clara victoria de las primeras.
Batalla de Huanta | ||||
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Parte de Revolución del Cuzco | ||||
Fecha | 30 de septiembre-1 de octubre[1] ó 2-3 de octubre de 1814[2] | |||
Lugar | Huanta, actual Perú | |||
Resultado | Victoria realista | |||
Combatientes | ||||
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Comandantes | ||||
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Fuerzas en combate | ||||
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Después de estallada la revolución en Cuzco, los insurrectos enviaron una poderosa división a la ciudad de Huamanga mientras encabezaban otras ofensivas a Arequipa y a Puno y La Paz.[10] Enterado de esto, y que de caer Huamanga la ruta entre Cuzco y Lima quedaría libre para el enemigo, el virrey José Fernando de Abascal le dio el mando de parte del regimiento La Concordia Española en el Perú,[11] algunos efectivos del regimiento Talavera, 40 000 pesos, muchas municiones,[9] 500 fusiles para armar reclutas[11] y 4 cañones de montaña[8][9] al teniente coronel Vicente González del Talavera,[12] con la misión de asegurar las provincias de Huamanga y Huancavelica.[11] Básicamente, González mandaba una columna compuesta por una parte del regimiento Concordia y la parte del Talavera que no fue a Chile.[8]
El intendente interino de Huamanga había guarnecido con 400 hombres el puente de Pampas, mientras esperaba la llegada de refuerzos desde Lima y así marchar al sur. Sin embargo, el 2 de septiembre, mujeres y niños se alzaron y tomaron los cuarteles en protesta para impedir que se llevaran a sus hombres lejos. Forzaron a los reclutas a salir con sus armas y luego les ayudaron a forzar las tiendas y casas de algunos particulares para saquearlas.[9][5]
Entre tanto, González pasó por Huancavelica, donde se le unieron milicianos, pero no llegó a tiempo a Huamanga,[8][13] que fue ocupada por Béjar y Mendoza sin resistencia (20 de septiembre).[14] Esto desanimó al virrey, pero el 27 de septiembre le llegó un anciano con la noticia que en Huanta se unieron a la columna de González más milicianos voluntarios.[13][8] Al mismo tiempo, una remesa de municiones de artillería llegó, enviada desde Lima. Los realistas enviaron mensajeros para pactar una tregua, exigiendo a los insurrectos retirarse de la provincia,[13] sin embargo, nunca hubo negociación porque las avanzadillas de ambas fuerzas se encontraron en Huamanguilla el 25 de septiembre.[1]
La mayoría de las fuentes concuerdan en que los patriotas sumaban 5000 combatientes,[1][2][4][15] en cambio, la investigadora histórica Lourdes Rosario Medina Montoya los estima en 10 000.[6] Sin embargo, sólo 300 tenían fusiles[1][2][4][5][6][15] y apenas disponían de 4 cañones;[1][4][5][16][15] la mayoría sólo tenía lanzas, chuzos, macanas y hondas,[2] usualmente eran morochucos y disponían de una formidable caballería.[4]
Según el militar español, Andrés García Camba, los realistas disponían de unas 820 plazas,[7] destacando 100 patricios del regimiento La Concordia[11] y 120 soldados del Talavera;[9][17] también concuerda con el historiador peruano Luis Antonio Eguiguren Escudero en el número de milicianos voluntarios: 100 aportados por Huamanga y 500 por Huanta.[8][13] El diplomático español Mariano Torrente menciona los 500 huantinos, agregando que iban muy mal armados pero dirigidos por jefes muy decididos y fervorosamente monárquicos, lo que les permitió vencer varias avanzadillas enemigas en Huamanguilla antes de la batalla.[5] Sin embargo, otra fuente, el historiador andahuaylino Gerardo Quintana, dice que en Huanta se le sumaron 3000 lanceros, dando la superioridad numérica a los monárquicos.[18] El chileno Benjamín Vicuña Mackenna afirmaba que combatieron 100 talaveras y 300 lanceros huantinos.[19] José Casimiro Ulloa afirma que se movilizaron 500 milicianos huantinos.[15] Por último, otro historiador peruano, Evaristo San Cristóval Palomino, dice que el ejército realista sumaba 5000 combatientes durante la batalla.[20]
El 30 de septiembre, los patriotas salieron con rumbo a Huanta al mando de Béjar[6] y Mendoza. El combate se dio el 1 de octubre[21] o el 2 de octubre.[2] Las tropas defensoras se componían de efectivos de la unidad antes mencionada y del regimiento de milicias de Huanta al mando del coronel de milicias Pedro José Lazón,[22] teniente coronel Nicolás Torres y sargento mayor Pedro Fernández de Quevedo.[13]
El primer día, los patriotas llegaron a las inmediaciones de la ciudad a las 11:00 horas. El teniente coronel decidió no salir a enfrentarlos en campo abierto, enviando dos partidas a cargo del coronel Lazón y el capitán Vicente Valdez formadas por 25 talaveras y 80 milicianos durante la tarde.[1][15] Los rebeldes habían ocupado las alturas cercanas a la villa, desde donde descendieron para asaltarla. Sin embargo, el coronel Lazón y sus 100 hombres ocuparon las posiciones abandonadas y desde ahí sometieron a un intenso fuego de fusilería a los patriotas, forzándolos a retirarse[2] de las cercanías del pueblo a las tres horas de lucha y debiendo contener el incendio de casas y haciendas vecinas, quemadas a propósito por los rebeldes. Sin embargo, lo avanzado de la tarde impidió una conclusión definitiva del combate.[1] Durante la noche los realistas se mantuvieron en las alturas para vigilar a sus enemigos.[2] Los defensores habían padecido la muerte de un talavera y dos milicianos heridos, mientras que sus enemigos sufrieron más de 80 bajas.[1]
Al día siguiente, el teniente coronel González dividió a sus hombres en dos columnas bajo su mando personal y de Lazón, más una reserva atrincherada en el pueblo a cargo del capitán Felipe Añaños.[23] Entre tanto, los insurrectos se organizaron en dos columnas para a atacar por los dos puentes que conectaban la ciudad,[6] uno con Alanorco y otro con Casacancha, dejando como reserva un cuerpo central en un lugar apodado Espíritu Santo.[2]
El ataque comenzó a las 09:00 horas,[6] y en respuesta el teniente coronel distribuyó a sus hombres para defender todos los sectores asaltados, pero sin desguarnecer el pueblo.[2] González salió a enfrentar a sus enemigos en Casacancha, seguido de 25 talaveras y una compañía de lanceros; en cambio, Lazón fue por el centro a enfrentar al enemigo en Espíritu Santo. Después de hora y media de combate, los realistas hacían retirarse a sus enemigos en desorden,[23] pues sufrido muchas bajas y estaban mal armados.[20]
Sin embargo, la otra columna patriota atacó por el otro puente[23] consiguió avanzar por el centro de la línea y penetrar en las primeras calles de Huanta. En respuesta, González y Lazón se replegaron para defender la localidad. La situación realista también era desesperada, habían quedado inutilizados tres de sus cañones,[2] pues estaban en la plaza de armas desmontados. González se posiciones en algunas calles libres y ordenó defenderlas hasta la muerte.[23]
En esos momentos, González decidió ordenar una carga de bayoneta que lideró personalmente, consiguiendo tomar una batería enemiga, capturando a las dos piezas de artillería y la munición que allí había,[23] Esto decidió el combate. Los rebeldes se fugaron en confusión, dejando atrás una zona repleta de muertos después de siete horas de combate,[20] porque los milicianos les persiguieron y mataron sin piedad.[23] Los locales hicieron sonar las campanas para celebrar la victoria realista.[2]
Según García Camba los patriotas sufrieron «600 muertos, infinitos heridos y 40 prisioneros» aquel día,[24] números que también apoya Eguiguren Escudero[25] y Torrente coincide en el de muertos.[26] Sobre las bajas realistas, el primero habla de «9 muertos y menos de 20 heridos y contusos»[24] y el segundo de 7 muertos y 15 heridos. Los vencedores también capturaron 3 cañones. Fueron destacados en la acción Lazón y el teniente Martín José de Iguaín.[25] Debido a su participación en esta campaña, Antonio Huachaca fue promovido de Comandante de guerrillas al alto grado de General de Brigada de los Reales Ejércitos del Perú.[27]
Los vencidos huyeron a Huamanga, pero González no se movió hasta la noche del 3 de octubre, después de conseguir reparar dos cañones.[25] Los rebeldes volvieron a atacar Huanta el 9 de octubre pero el resultado fue igualmente negativo.[28] Se refugiaron en Huamanga, donde llevaron a cabo violentas represalias[20] antes de retirarse, como matar a coronel Francisco de Tipona, al subdelegado de Vilcahuamán, Cosme Echeverría, y al capitán de milicias Vicente de la Moya. Los dos primeros fueron matados por los indios furiosos, mientras que el último fue asesinado por orden expresa de Mendoza,[25] quien lo hizo sacar del sagrario donde había buscado refugio.[24]
Los patriotas habían logrado ocupar sus otros objetivos, pero después de la derrota en Chacaltaya (2 de noviembre), lentamente empezaron a perder sus posiciones ante el avance del general Juan Ramírez Orozco.[29]
Similar suerte tuvo la columna de Béjar y Mendoza, que era acosada sin parar por sus enemigos y fue vencida definitivamente en Matará (27 de enero de 1815).[12] Gracias a la llegada de 100 refuerzos del regimiento Real de Lima,[30][31] el 22 de enero tomaron Tambo, capturando 50 fusiles y un pequeño cañón, forzando a sus enemigos a huir para Huaraco.[22] Se sabe que González dejó un reguero de sangre a su paso, ordenando incendios, saqueos y fusilamiento cuando entró en Huamanga.[32] Finalmente, en Umachiri (11 de marzo) se dio una desesperada última resistencia.[29]