La historia medieval de Armenia (Armenio: Միջնադարյան Հայաստան) abarca la historia de Armenia, durante la Edad Media.
Desde la caída de Roma, Armenia es el muro de contención entre el poderío persa y el bizantino. Durante el gobierno de Tirídates III (año 302) se establece el cristianismo como religión oficial del Estado, siendo el gran evangelizador de Armenia san Gregorio el Iluminador.
A la muerte de Tirídates III entra Armenia en una etapa de anarquía y luchas sangrientas acompañadas de una política versátil entre Persia y Bizancio. El establecimiento del alfabeto armenio (c. 405) fue de una importancia excepcional para el desarrollo de la cultura. Hasta este momento el griego era la lengua literaria y el persa la administrativa.
La Armenia occidental había estado bajo el control bizantino desde la partición del Reino de Armenia en el 387, mientras que la Armenia oriental había estado bajo la ocupación del Imperio sasánida desde 428. Independientemente de las controversias religiosas,[1] muchos armenios se integraron con éxito en el Imperio bizantino y ocuparon puestos clave. En la Armenia ocupada por los sasánidas, el pueblo luchó para preservar su religión cristiana. Esta lucha alcanzó su culminación en la batalla de Avarayr que, aunque fue una derrota militar, propició que el sucesor de Vartan Mamikonian, Vahan, lograse que los persas a concedieran la libertad religiosa para los cristianos armenios por el Tratado de Nvarsak de 484.[2]
Después de la muerte del profeta Mahoma en el año 632, sus sucesores extendieron su religión, el Islam, siempre mediante el uso de la fuerza, comenzando una serie de campañas militares hasta conquistar la mayor parte del Oriente Próximo.
Hacia el año 639, una fuerza de 18.000 guerreros bajo el liderazgo de Abd-er-Rahman, penetró en el distrito de Taron y en la región del lago Van, en el reino de Armenia y dominaron el país a sangre y fuego, pese a los esfuerzos del emperador bizantino Constancio II por salvaguardar la Armenia bizantina. Los guerreros árabes no disponían de equipos militares avanzados y estaban mal armados, pero contaban, como en otras conquistas, con su imprudencia temeraria y valiente, junto a una intenso fanatismo, que les llevó a acumular muchas victorias. Este tipo de lucha religiosa era desconocida en esos tiempos en Armenia.[3]
El 6 de enero de 642, los árabes tomaron por asalto la ciudad de Dvin, ejecutando 12 000 de sus habitantes y llevándose a 35 000 como esclavos. El príncipe Theodoros Ṛštuni organizó la resistencia y, tras salir victorioso, liberó a los armenios esclavizados.[3][4] Sin embargo, finalmente aceptó el dominio árabe sobre Armenia. Así, en 645, la totalidad de Armenia cayó bajo mandato islámico. Este período de 200 años fue interrumpido por unas pocas y restringidas revueltas, que nunca tuvieron un carácter general.
El obispo Sebeos registró la historia de la conquista árabe.[4] En su Historia de Heraclio, narró así la suerte de su país:
¿Quién puede contar los horrores de la invasión de Ishmaelita (árabe), que establecen tanto la tierra como el mar en llamas? [...] El bendito Daniel ya preveía sus desgracias. [...] En el año siguiente (643), el ejército Ishmaelita cruzó hacia Atrpatakan (Azerbaiyán) y se dividió en tres cuerpos. Una parte fue hacia el monte Ararat, otro al territorio de Sephakan Gound y el tercero a la tierra de los alanos. Los que invadieron el campo de la Sephakan Gound destruyeron, saquearon y tomaron muchos prisioneros. Desde allí se marcharon a Ereván, donde atacaron la fortaleza, pero no pudieron capturarla.Sebeos[3]
El reino bagrátida de Armenia, también conocido como Armenia bagrátida (en armenio: Բագրատունյաց Հայաստան Bagratunyats Hayastan o Բագրատունիների թագավորություն, Bagratunineri t’agavorut’yun, 'reino de los Bagratunis'), fue un estado independiente establecido por Ashot I Bagratuni a comienzo de los años 880,[5] después de casi dos siglos de dominación extranjera de la Gran Armenia bajo el gobierno de las dinastías árabes omeya y abasí. Estando las dos potencias contemporáneas de la región, los abasíes y los bizantinos, demasiado preocupadas por concentrar sus fuerzas en someter a los pueblos de la región y con la disipación de varias familias nobles najarar armenias, Ashot fue capaz de afirmarse como la figura principal de un movimiento para expulsar a los árabes de Armenia.[6] Ashot, de la familia Bagratuni, se declaró independiente en la ciudad fortificada de Ani. El califa, cansado de las veleidades de sus turbulentos protegidos, envió contra Armenia al general turco Baga al Qáhir en el año 852, que saqueó el país. Ani siguió manteniéndose inexpugnable.
El prestigio de Ashot aumentó cuando fue cortejado por líderes tanto bizantinos como árabes ansiosos por mantener un estado tapón cerca de sus fronteras. El Califato reconoció a Ashot como «príncipe de príncipes» en 861 (o 862) y, más tarde, en 884 o 885, tras la guerra contra los emires árabes vecinos, lo fue como rey de Armenia. el emperador de Constantinopla lo hizo en el año 885. Después de más de 450 años de ocupación extranjera, los armenios finalmente reafirmaron su soberanía en las tierras de sus antepasados.
El establecimiento del reino bagrátida condujo más adelante, pese a los esfuerzos bagrátidas por controlar a todas las familias nobles de Armenia, a la fundación de varios principados y reinos armenios: Taron, Vaspurakan, Kars, Jachén y Syunik.[7] La unidad entre todos estos estados era a veces difícil de mantener mientras bizantinos y árabes no perdían la ocasión para explotar la situación interna del reino para sus propios intereses. Bajo el reinado de Ashot III, se trasladó la capital desde Kars a Ani, que se transformó en un centro económico y cultural floreciente,[8] una de las ciudades más prestigiosas y ricas de Oriente, cada vez más embellecida y fortificada hasta ser conocida como la «ciudad de las cuarenta puertas y las 1001 iglesias». Ashot III permitió la independencia de la provincia de Kars en el año 962.
La primera mitad del siglo XI vio el declive y el colapso final del reino. Durante el gobierno de Hovhannes-Smbat III (1020-1042), surgió una gran división interna, coincidiendo con la llegada a sus fronteras de las hordas turcas. Con la serie de victorias del emperador Basilio II en las partes anexionadas del suroeste de Armenia, el rey se sintió obligado a ceder sus tierras y en 1022 prometió entregar su reino a los bizantinos después de su muerte. Sin embargo, después de la muerte de Hovhannes-Sembat en 1041, su sucesor, Gagik, hijo de su hermano Ashot, se negó a entregar Ani y la resistencia continuó hasta 1045, cuando su reino, plagado de amenazas internas y externas, fue finalmente tomado por las fuerzas bizantinas.[9] Después, en 1064, sucumbió ante los turcos selyúcidas. Solamente resistió a estos el reino de Lori, protegido por su situación geográfica. Con la caída de Ani, el espíritu de independencia de Armenia se refugió en el reino armenio de Cilicia.El reino armenio de Cilicia (también conocido como Pequeña Armenia, Armenia cilicia, Reino de Cilicia o Nueva Armenia)[10] fue un Estado armenio formado durante la Alta Edad Media por refugiados armenios que huían de la invasión selyúcida de Armenia.[11] Situado fuera de las Tierras Altas de Armenia y distinto del Reino de Armenia de la antigüedad, estaba centrado en la región de Cilicia, al noroeste del golfo de Alejandreta.
El reino tuvo sus orígenes en el principado fundado c. 1080 por la dinastía rubénida, una supuesta rama de la dinastía Bagratuni, más grande, que en varias ocasiones había ocupado el trono de Armenia. Su capital estaba originalmente en Tarso, y luego se trasladó a Sis.[12] Cilicia fue un fuerte aliado de los cruzados europeos y se consideraba un bastión de la cristiandad en Oriente. También sirvió como centro neurálgico de la producción cultural armenia, ya que Armenia se encontraba bajo ocupación extranjera en aquel entonces. La importancia de Cilicia en la historia y el Estado armenios queda demostrada por el traslado a la región de la sede del catolicós de la Iglesia apostólica armenia, líder espiritual del pueblo armenio.
En 1198, con la coronación de León I, rey de Armenia de la dinastía rubénida, la Armenia cilicia se convirtió en un reino.[13][14] En 1226, la corona pasó a la dinastía rival hetumiana a través del segundo marido de Isabel, hija de León, Haitón I. A medida que los mongoles conquistaban vastas regiones de Asia Central y Oriente Próximo, Hethum y los gobernantes hetumianos que le sucedieron buscaron crear una alianza armenio-mongol contra enemigos musulmanes comunes, especialmente los mamelucos.[14] En los siglos XIII y XIV, los Estados cruzados y el Ilkanato mongol se desintegraron, dejando al reino armenio sin aliados regionales. Tras los implacables ataques de los mamelucos en Egipto en el siglo XIV, el reino armenio de Cilicia, entonces bajo el dominio de la dinastía Lusignan y sumido en un conflicto religioso interno, finalmente cayó en 1375.[15]
Las interacciones comerciales y militares con los europeos aportaron nuevas influencias occidentales a la sociedad armenia de Cilicia. La nobleza adoptó muchos aspectos de la vida europea occidental, como la caballería, la moda en la vestimenta y el uso de títulos, nombres e idioma franceses. Además, la organización de la sociedad de Cilicia se alejó de su sistema tradicional para acercarse al feudalismo occidental.[16] Los propios cruzados europeos adoptaron conocimientos técnicos, como elementos de la construcción de castillos y la arquitectura eclesiástica armenia.[17] La Armenia de Cilicia prosperó económicamente y el puerto de Ayas sirvió como centro del comercio entre Este y Oeste.[16]|título-trad=
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(ayuda) (en armenio) II. Athens: Հրատարակութիւն ազգային ուսումնակաան խորհուրդի [Council of National Education Publishing]. pp. 43-44. Parámetro desconocido |script-title=
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