Los atentados de noviembre de 2008 en Bombay lograron acaparar una fuerte respuesta de muchos de los líderes y miembros de la comunidad internacional.
El Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca reunió a autoridades del contraterrorismo y de agencias de inteligencia, así como de los departamentos de Estado y de Defensa", anunció la presidencia en un comunicado. "El gobierno de Estados Unidos sigue monitoreando la situación, incluyendo la seguridad y protección de nuestros ciudadanos, y está dispuesto a brindar asistencia y apoyo al gobierno indio". "Estados Unidos condena este ataque terrorista y seguirá apoyando al pueblo de India en este momento trágico", añadió.
"Estos ataques coordinados contra civiles inocentes muestran la amenaza grave y urgente que representa el terrorismo", dijo en un comunicado Brooke Anderson, portavoz sobre Seguridad Nacional de Obama. "Estados Unidos debe seguir fortaleciendo su alianza con India y naciones de todo el mundo para rastrear y destruir las redes terroristas".[1]