Las algas comestibles son aquellas que pueden comerse o se utilizan en la preparación de otros alimentos.
Pertenecen a alguno de los múltiples grupos de algas multicelulares: algas verdes, algas rojas o algas pardas. Las algas se utilizan a lo largo de todo el mundo en las gastronomías de zonas costeras, con especial importancia en las gastronomías de China, Japón y Corea desde épocas prehistóricas.[1]
Las algas se consumen también en el continente europeo, especialmente en el norte y oeste irlandés, Islandia y Noruega occidental y en la costa atlántica francesa. En el continente americano destaca su uso en Chile, (el cochayuyo: Durvillaea antarctica), Perú, (el yuyo: Chondracanthus chamissoi), en Nueva Escocia y la isla de Terranova.
La mayor parte de las algas comestibles son marinas y la mayor parte de las algas de agua dulce son tóxicas. A pesar de ello, las algas marinas pueden contener ácidos que irritan el canal digestivo y/o tener un efecto laxante.[2]
En Asia, zicai 紫菜 (China), gim (Corea) y nori (Japón) son hojas de alga Porphyra deshidratada utilizadas en sopas (sopa de miso) o para envolver el sushi.
Las algas se cultivan también para la extracción de alginato, agar-agar y carragenanos, sustancias gelatinosas llamadas colectivamente hidrocoloides y ficocoloides. Los hidrocoloides han tenido una gran importancia económica tanto en la producción de alimentos como en forma de aditivo.[3] La industria alimentaria explota la gelatina, la capacidad de retención de agua, como emulsionante y otras propiedades físicas de estos hidrocoloides.[4]
Las algas comestibles más comunes son:[5]