Santiago Vega (Quilmes, 1973), conocido por su seudónimo Washington Cucurto, es un escritor y editor argentino.[1][2][3] Su obra siempre recurre a las minorías y a los marginales, y ha sido traducida al alemán, portugués e inglés. Creó y dirige la editorial Eloísa Cartonera,[4] un proyecto social que publica libros de autores latinoamericanos, los cuales son editados en cartón comprado a los cartoneros de Buenos Aires.[5]
Washington Cucurto | ||
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Washington Cucurto en la FILSA 2018. | ||
Información personal | ||
Nombre de nacimiento | Santiago Vega | |
Nacimiento |
1973 o 1971 Quilmes (Argentina) | |
Nacionalidad | Argentina | |
Información profesional | ||
Ocupación | Escritor, editor, poeta, narrador, editor, columnista y novelista | |
Seudónimo | Washington Cucurto | |
Género | Poesía | |
Mientras trabajaba en un supermercado como reponedor, un compañero de trabajo le recomendó que se interesara por la lectura. A partir de allí, Vega comenzó a adentrarse en lo que él llama "el mundo de la lectura". Compraba libros o se dirigía a la biblioteca a la salida del trabajo:
Ahí podía saltar de un autor a otro, leer la revista Sur... tenía el mundo adelante.[6]
En 1997, con la aparición de su libro de poemas Zelarayán, (mezcla de televisión, cómic y política) irrumpió en la escena cultural argentina. Fundó junto a otros poetas (Rodolfo Edwards, Daniel Durand) el estilo narrativo llamado realismo atolondrado.
También incursionó en el llamado neobarroco con los poemarios La máquina de hacer paraguayitos y Veinte pungas contra un pasajero. Describió en sus novelas y poemas la inmigración dominicana, peruana y paraguaya de la década de 1990 en Buenos Aires, por lo cual Ricardo Piglia lo equiparó a Roberto Arlt y a Armando Discépolo.
Su libro Cosa de negros exhibe un lenguaje fresco, lleno de neologismos cruzados de la jerga de los inmigrantes de países limítrofes y el mundo de las bailantas de cumbia.
En 1810. La revolución vivida por los negros, pretende desenmascarar la cara "obsculta" del general San Martín a quien el autor considera un "milico sudamericano, golpista, represivo, dictador y chorro como todos...".
En 2005, 2006 y 2007, estuvo en Stuttgart (Alemania), becado por la Akademie Schloss Solitude, un ente público financiado por el gobierno del Bundesland alemán Baden-Württemberg.
La Unión de Periodistas de Cuba le otorgó la distinción Félix Elmuza, establecida por el Consejo de Estado cubano en honor al periodista integrante del Granma asesinado por la dictadura batistiana.[7]
Comenzó a escribir crónicas deportivas en el diario Crítica, y en 2011, columnas sobre fútbol en ESPN.[8]