Waldo Santos García (Castronuevo de los Arcos, Zamora, 1921–Zamora, 14 de diciembre de 2004) fue un poeta español.[1]
Waldo Santos | ||
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Información personal | ||
Nombre de nacimiento | Waldo Santos García | |
Nacimiento |
1921 Castronuevo (España) | |
Fallecimiento |
2004 Zamora (España) | |
Información profesional | ||
Ocupación | Poeta | |
Se dedicó la abogacía y fue un experto en cante jondo. En Zamora era muy familiar la estampa de este poeta, ataviado con capa, boina, un clavel rojo y un bastón en la mano.[2]
El escritor inició su actividad literaria en 1969 con la obra Mi voz y mi palabra. Su siguiente publicación reunió tres títulos: Palabra derramada. Toba, clavel y... viento. Grito de estopa (1973), en los que despliega su característico lenguaje de símbolos.[3]
En la década de los 80 Santos publicó Sangre colgada a garfios (1986), que recoge así mismo otros cuatro títulos (Con la sed bocarriba, Imposible alondra, Desde la sangre al rojo y Sufridlo en esperanza) y Alaciar de la luz estremecida (1988). Sus últimos títulos publicados en vida fueron la colección de relatos ... del atardecer de Iberia (1990) y el poemario Oyendo cómo crecen las ortigas (2003).[4]
En el año de su centenario se han publicado en un volumen dos libros suyos inéditos: Mariposas desaladas / Crepúsculo, en edición de Miguel Casaseca, así como una recopilación titulada Antología poética. Terrón entre terrones... y estrellas (2021), realizada por Fernando Primo Martínez.[5][6][7][8][9][10]