«Volver» es una canción de tango compuesta en 1934 por el cantante y músico Carlos Gardel (1890-1935) y por el poeta Alfredo Le Pera (1900-1935).[1][2]
«Volver» | ||
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Canción de Carlos Gardel | ||
Álbum | lista de tangos en el dominio público | |
Publicación | 1934 | |
Género | tango | |
Duración | 2:51 | |
Discográfica | Odeón (Carlos Gardel, 1926) | |
Escritor(es) | Carlos Gardel, Alfredo Le Pera | |
Idioma original | español | |
Gardel la interpretó en la película El día que me quieras, filmada en enero de 1935, apenas meses antes de su muerte. En lugar de realizar un doblaje en posproducción, como era habitual en las filmaciones cinematográficas, la canción está grabada en vivo.[2]
El título de la película de Pedro Almodóvar Volver (2006) está inspirado en este tango.[2] La canción es, además, cantada en una escena del film.[3]
Yo adivino el parpadeo
de las luces que a lo lejos,
van marcando mi retorno.
Son las mismas que alumbraron,
con sus pálidos reflejos,
hondas horas de dolor.
Y aunque no quise el regreso,
siempre se vuelve al primer amor.
La quieta calle donde el eco dijo:
"Tuya es su vida, tuyo es su querer",
bajo el burlón mirar de las estrellas
que con indiferencia hoy me ven volver.
Volver,
con la frente marchita,
las nieves del tiempo
platearon mi sien.
Sentir, que es un soplo la vida,
que veinte años no es nada,
que febril la mirada
errante en las sombras
te busca y te nombra.
Vivir,
con el alma aferrada
a un dulce recuerdo,
que lloro otra vez.
Tengo miedo del encuentro
con el pasado que vuelve
a enfrentarse con mi vida.
Tengo miedo de las noches
que, pobladas de recuerdos,
encadenen mi soñar.
Pero el viajero que huye,
tarde o temprano detiene su andar.
Y aunque el olvido que todo destruye,
haya matado mi vieja ilusión,
guarda escondida una esperanza humilde,
que es toda la fortuna de mi corazón.
La canción aborda la temática del regreso al lugar de origen tras una larga ausencia, explorando sentimientos de nostalgia, melancolía y reflexión. El protagonista de la letra regresa después de veinte años y se enfrenta a los recuerdos del pasado, y a la transformación personal que ha sufrido con el tiempo. La frase "que veinte años no es nada" se ha vuelto emblemática, destacando la fugacidad del tiempo.[2]