La violencia causada por armas de fuego en Estados Unidos es un tema de interés político, económico y sociológico dentro del país, y que resulta en decenas de miles de muertes y heridos cada año en Estados Unidos.[5]
En 2013, hubo 73.505 heridos no fatales (23,2 heridos por cada 100.000 personas),[6][7] y 33.636 muertes por heridas de armas de fuego (10,6 muertes por cada 100.000 personas).[8] Estas muertes incluyen 21.175 suicidios,[8] 11.208 homicidios,[9] 505 muertes debido a negligencia o imprudencia, y 281 muertes a causa de armas de fuego sin causa determinada.[8] En 2017, fue el año con más muertes por arma de fuego registradas desde 1968 con 39.773 muertes, de las cuales 23.854 eran por suicidio y 14.542 eran homicidios.[10]
El índice de muertes ha ascendido de 10,3 por cada 100.000 en 1999, a 12 por cada 100.000 en 2017, con 109 personas que mueren por día.[10] La propiedad y el control de armas está entre los asuntos más ampliamente debatidos en el país, la Segunda Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos regula el derecho a poseer armas en EE. UU..[11]
En 2012, hubo 8.855 homicidios relacionados con armas de fuego en los Estados Unidos, con 6.371 de ellos atribuidos a pistolas de mano.[12] En 2012, el 64% de todas las muertes relacionadas con pistolas en los EE. UU. eran suicidios.[13] En 2010, hubo 19.392 suicidios con armas de fuego, y 11.078 homicidios relacionados con armas de fuego en los EE. UU.[14] En 2010, hubo rifles implicados en 358 asesinatos mientras que en otros 6.009 fueron a causa de armas de fuego de mano ; otros 1.939 fueron con armas de fuego sin especificar.[15]
Aproximadamente 1,4 millones de personas han muerto por armas de fuego en los EE. UU. entre 1968 y 2011. Este número incluye todas las muertes provocadas por un arma de fuego, incluyendo suicidios, homicidios, y accidentes.[16]
Comparando las estadísticas a otras 22 naciones de ingresos altos, el índice de asesinatos relacionados con armas de fuego en EE. UU. es 25 veces más alto.[17] Aunque se ha de considerar también que cuenta con la mitad de la población de las otras 22 naciones combinadas, EE. UU. cuenta con el 82% de muertes por pistola, el 90% de todas las mujeres asesinadas con pistolas, el 91% de niños de menos de 14 años y el 92% de personas jóvenes entre 15 y 24 asesinados con pistolas.[17]
En 1996, el congresista Jay Dickey (R-Ark.) del NRA presionó para incluir un presupuesto que prohibiera a los Centros de Control de Enfermedad (CDC) defender o promover el control de armas eliminando $2,6 millones del presupuesto del CDC, la cantidad exacta que el CDC había gastado en la investigación de armas de fuego el año anterior. La prohibición fue más tarde extendida a todas las investigaciones financiadas por el Departamento de Salud y Servicios Humanos (DHHS). Según un artículo en Nature, esto hizo que investigar sobre armas de fuego fuera más difícil, reduciendo el número de estudios, y desalentando a investigadores incluso a hablar del tema en conferencias médicas y científicas. En 2013, después del tiroteo de la escuela primaria de Sandy Hook en diciembre de 2012, el presidente Barack Obama ordenó al CDC reanudar la investigación en violencia armada y prevención de esta proponiendo financiarla con $10 millones del presupuesto en 2014.[18] Aun así, no tuvo ningún efecto práctico, pues el CDC rechazó actuar sin una indicación concreta sobre la búsqueda, y el Congreso declinó repetidamente la destinación de cualquier fondo. Como resultado, el CDC no ha realizado tales estudios desde 1996.[19]