Víctor Dolz, nace en Begur en una familia de origen humilde. A los pocos años abandona Begur para ir a vivir a Palafrugell primero y finalmente a Barcelona donde se matricula en la Escuela Técnica Industrial de Barcelona. Pese a demostrar una extraordinaria facilidad para la pintura, la negativa de su padre a que aceptara un beca para estudiar arte, le hace abandonar su pasión por la pintura.^[1]​

Tras unos años convulsos en los que trabaja en la empresa familiar retoma compulsivamente la pasión por la pintura que no volverá a abandonar.^[2]​

Su pintura se caracteriza por tener un lenguaje enérgico, "expresionista y brutal que a menudo roza la incomodidad y retrata de manera casi obsesiva a unos mismos personajes a lo largo de los años." ^[3]​

Su pintura representa rostros humanos de conocidos y allegados que configuran una gran colección humana.^[4]​^[3]​Realiza trípticos y series de una misma persona para explorar su interior mediante las diferentes versiones y descubrir lo que se esconde detrás de cada una de ellas.^[5]​

“Me gusta realizar trípticos o series de una misma persona. Cuando exploro a un personaje hago un estudio en profundidad. Hago bastantes versiones y así voy descubriendo lo que más me interesa de alguien. A menudo me preguntan por qué no pinto otras cosas, paisajes, etc, pero siempre les digo que a mí lo que me apasiona es la persona humana, captar su interioridad.“^[4]​

La obra de Dolz tiene reminiscencias de Francis Bacon y de Lucien Freud aunque Doltz declara: “Las clasificaciones no me gustan mucho. La pintura refleja una forma de sentir. No me identifico con ninguna etiqueta”^[2]​

•  página oficial de Victor Doltz