La altersexualidad es un término empleado dentro de los estudios de género y sexualidad para describir aquellas orientaciones sexuales que no encajan por completo en las categorías tradicionales como la heterosexualidad, la homosexualidad o la bisexualidad. El prefijo alter- proviene del latín y significa “otro” o “alternativo”, lo que sitúa a la altersexualidad como una forma de vivencia de la atracción distinta a las normas sexuales convencionales. De esta manera, se presenta como un concepto paraguas que da cabida a experiencias diversas de atracción que resultan atípicas, fluidas o difíciles de clasificar bajo las etiquetas más establecidas en el campo de la sexualidad.[1]
El término se utiliza principalmente para referirse a personas que sienten atracción de una manera que varía según el contexto, que no se corresponde con la división binaria heterosexual/homosexual o que se percibe como distinta a las categorías tradicionales. Para algunas personas, identificarse como altersexuales es una forma de rechazar etiquetas rígidas y encontrar una identidad que represente mejor su vivencia personal de la atracción. En este sentido, la altersexualidad puede entenderse en relación con el concepto de queer, pero con un énfasis en lo alternativo y en la búsqueda de categorías menos normativas.
En el plano cultural, la altersexualidad ha adquirido un papel importante dentro de distintos ámbitos. En primer lugar, ha sido adoptada en contextos de activismo y visibilidad LGBTIQ+, como una forma de reconocer la amplitud de experiencias que no encuentran un lugar en las definiciones convencionales de la orientación sexual. Asimismo, ha sido explorada en expresiones artísticas y creativas, especialmente en literatura, música, artes visuales y performance, donde se busca cuestionar los límites normativos de la sexualidad y abrir espacio a identidades diversas. En los espacios digitales y cibercomunidades, el término se ha popularizado como una etiqueta flexible que facilita la autoidentificación sin la necesidad de adoptar categorías estrictas, lo que ha permitido generar comunidades en línea que promueven el intercambio de experiencias. Además, en el ámbito académico y educativo, la altersexualidad es objeto de estudio en teoría queer y estudios culturales, al ser considerada un ejemplo de cómo el lenguaje contribuye a la construcción de nuevas formas de identidad y pertenencia.
En conjunto, la altersexualidad permite visibilizar experiencias sexuales y afectivas que no se ajustan a los modelos tradicionales de clasificación. Su existencia contribuye a ampliar la comprensión de la diversidad sexual y a reforzar la idea de que la sexualidad humana es un fenómeno complejo, cambiante y no reducible a categorías fijas.