Dentro de la gastronomía hidalguense existe una gran variedad de panes, algunos elaborados a base de harina de maíz y otros de trigo; algunos son particulares de una región. Entre sus postres se destacan los jamoncillos de pepita de calabaza o los cocoles de piloncillo y anís aderezados con cajeta y nata. Destacan las galletas llamadas “frutas de horno” de Tianguistengo, que son realizadas a base de harina de trigo. También hay una infinidad de alimentos hechos con pulque, como el pan de pulque. Pan elaborado con una masa hecha con harina de trigo, huevo, leche o agua y a veces manteca de cerdo, a la que se le añade pulque para fermentar; se producen de muchas formas, tamaños y figuras.
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En la localidad de Acaxochitlán, existe una gran variedad de panes tradicionales; con más de 100 tipos de variedad de formas y sabores.[1] Destaca el denominado la cuelga, pan relleno de queso, frecuentemente utilizada como obsequio de cumpleaños, para celebraciones ceremoniales, e incluso en el luto, para honrar a quien falleció.[2]
Durante el Día de Muertos en Acaxochitlán, se elabora el pan cruzado, que también se utiliza en las ofrendas de limpia, que se depositan en los ríos, montañas, cruces de caminos y espacios sagrados, y en pedidas de matrimonio y en ofrendas para imágenes sagradas.[3][4] Es un pan de trigo de sabor semidulce y color dorado, con forma parecida a la de un corazón o unos anteojos.[3][4]
En la región huasteca y en el Valle del Mezquital durante el Día de Muertos y Xantolo, se elabora el pan conocido como "peluca", pan que solía repartirse en los velorios y puesto en las ofrendas de muertos;[5] pan hecho de harina de trigo en hornos calabaceros, es similar a los pambazos, con una bolita de masa el extremo que asemejaba a los chongos o molotes que se hacían en las pelucas antiguas.[5]
Destaca el pan tradicional de
En Xochicoatlán, se elaboran "bodoques", pan que se regala a las personas que asistían al novenario de una persona.
En la región del Valle del Mezquital en Día de Muertos, se elaboran gorditas de maíz amasadas con arena de hormiguero.[6] Hay roscas adornadas, corazones similares al corazón humano, los hay barnizados, con azúcar blanca y rosa.[5] También hay panes en forma humana con los bracitos cruzados, caritas de pasta pintada de colores vivos; panes de sal y dulce sobrios con su ajonjolí espolvoreado o decorados multicolor; "Cajitas" corresponden a los féretros usados para el entierro; y "Rosca de la vida", su consistencia es dura, se adorna con huesos o canillas de manteca que son la representación de huesos humanos.[5]
En Huejutla durante el Xantolo, se elaboran pequeños panecillos que reciben el nombre de frutas de horno e incluso el nombre del difunto, con dichos o cantos populares;[5] cocolitos, rosquillas aplanadas, muñecas para las ofrendas femeninas, muñequitas para los hombres "de dudosa personalidad", angelitos para los niños y para los jóvenes que mueren antes de contraer nupcias, caballos grandes para los hombres mayores y pequeñitos para los niños.[5]