Usuario:Risantana/Taller

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En la historia colonial de la República Dominicana, se conocen como las Devastaciones de Osorio se refieren a la orden que dio el rey Felipe III de España al gobernador de La Española, Antonio de Osorio de despoblar las regiones oeste y norte de la isla (por la fuerza si era necesario) para acabar con el contrabando que florecía en esas áreas. Las Devastaciones se llevaron a cabo entre los años 1605 y 1606.[1]​[2]​

La corona española creía que deshabitando el oeste de la isla acabaría con el contrabando rampante que tanto afectaba a las arcas reales. Por desgracia, las devastaciones hicieron posible todo lo que con ellas se quería evitar: el establecimiento de individuos de otra nación en el oeste de la isla.

Las devastaciones fueron el suceso que le permitió a los franceses (enemigos de España) afincarse en el oeste de la Española, en un principio como bucaneros y filibusteros.[3]​ Los españoles trataron de expulsar a los franceses del oeste de la isla en varias ocasiones, pero no pudieron lograrlo debido a las adversidades políticas y económicas que concurrieron.

Gracias a la administración de Bertrand d'Ogeron, las bandas de bucaneros y filibusteros franceses que pululaban el oeste de la isla se transformaron en comunidades sedentarias, convirtiéndose oficialmente en súbditos de la corona francesa en 1660. Poco después, buscando sacarle provecho a los territorios ocupados, la Compañía Francesa de las Indias Occidentales comenzó a comprar cantidades gigantescas de esclavos negros procedentes del África central y occidental, los cuales eran traídos al oeste de la isla para ponerlos a trabajar en el levantamiento y cultivo de plantaciones de café, cacao, algodón, añíl y caña de azúcar.

Los franceses tuvieron tanto éxito en adueñarse del oeste de la isla, que ya estaban planeando ocupar la isla completa y quitarle la isla entera a España. Sin embargo, los españoles lograron evitar este plan, gracias a la rápida ejecución de las repoblaciones de Santo Domingo.

En definitiva, los españoles llegaron a la conclusión de que a esas alturas ya no era posible expulsar a los franceses (ni a su formidable masa de esclavos africanos) del oeste de la isla. Por ende, los españoles le cedieron la parte oeste de la isla a los franceses en el Tratado de Rijswijk de 1697. No obstante, este tratado no establecía una frontera entre las dos colonias, lo que dio paso a conflictos territoriales entre españoles y franceses. Finalmente, para mantener la paz, Francia y España decidieron establecer una frontera definitiva en el Tratado de Aranjuez de 1777.