Protestantismo en Chile | ||
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Fundador(es) | Diversos misioneros y colonos europeos | |
Seguidores conocidos como | Aproximadamente 17% de la población chilena (2024) | |
Clero | Pastores, obispos, diáconos |
El protestantismo en Chile es una corriente religiosa cristiana que comenzó a establecerse formalmente en el país a mediados del siglo XIX, aunque existen antecedentes de presencia protestante desde los inicios de la República. Actualmente constituye la segunda expresión religiosa más importante del país, representando aproximadamente al 17% de la población chilena según datos de 2024. El protestantismo chileno se caracteriza por su diversidad denominacional, con un claro predominio de las iglesias pentecostales, que representan cerca del 99% del total de evangélicos en el país.
La historia del protestantismo en Chile está marcada por la transición desde las "iglesias de trasplante" vinculadas a inmigrantes europeos hacia un movimiento religioso con fuerte arraigo nacional, especialmente a través del pentecostalismo chileno, considerado el más antiguo y autóctono de América Latina. Este desarrollo ha estado influenciado por factores políticos, sociales y culturales propios de la historia chilena, desde la lucha por la libertad de culto en el siglo XIX hasta la participación en la vida pública nacional en la actualidad.
El establecimiento del protestantismo en Chile estuvo inicialmente obstaculizado por el monopolio religioso ejercido por la Iglesia Católica durante el período colonial. La evangelización del Chile colonial, como en toda América Latina, se realizó bajo el espíritu del contrarreformismo, lo que dejaba escaso espacio para la disidencia religiosa. Un símbolo de esta situación fue la prohibición de que los disidentes extranjeros tuvieran acceso a los cementerios, siendo sepultados clandestinamente en lugares como las faldas del Cerro Santa Lucía.
Con la Independencia Nacional, comenzó a prepararse el camino para la implantación del protestantismo. Los líderes independentistas, motivados por su reacción contra el apoyo de la jerarquía católica al régimen colonial, vieron con simpatía el ingreso del protestantismo al escenario nacional. El primer hito significativo ocurrió en 1819, cuando por decisión expresa de Bernardo O'Higgins, entonces Director Supremo de la Nación, se autorizó la instalación en Valparaíso de un cementerio para disidentes religiosos.
En 1821 llegó a Chile Diego Thompson, agente de la Sociedad Bíblica Británica, contratado por el gobierno de Bernardo O'Higgins con el propósito de instaurar el sistema "lancasteriano" de educación. Posteriormente, en diciembre de 1845, llegó a Chile David Trumbull, considerado el más famoso luchador por la libertad de culto en el país durante el siglo XIX.
El protestantismo histórico ingresó a Chile por dos vías principales. La primera fue la llegada organizada de grupos de inmigrantes para colonizar el sur del país, a partir de la "Ley de terrenos baldíos" promulgada en 1845, que atrajo principalmente a alemanes de fe luterana. También llegaron ingleses para la explotación minera e instalación del ferrocarril, quienes trajeron consigo la fe anglicana. Estas iglesias, llamadas "de trasplante", inicialmente no tenían propósito proselitista entre los chilenos, limitándose al culto en su idioma de origen y a la asistencia pastoral de sus respectivas comunidades étnicas.
La segunda vía fue la llegada de misioneros con el propósito de evangelizar a los nacionales, usando con frecuencia la educación como medio para ello. De esta manera nacieron en Chile la Iglesia Presbiteriana (1872), la Iglesia Metodista (1878), la Alianza Cristiana y Misionera (1897) y la Iglesia Bautista (1908).
El marco legal para el establecimiento del protestantismo fue evolucionando gradualmente. En 1865, bajo la presidencia de José Joaquín Pérez, se introdujo una "Ley interpretativa" de la Constitución de 1833 que autorizaba a los no católicos a celebrar sus cultos en recintos privados y a fundar escuelas privadas. En 1883, bajo la presidencia de Domingo Santa María, se aprobó la ley de "Inhumación de cadáveres", que secularizó los cementerios estatales y municipales. Finalmente, en 1884, el Parlamento aprobó la Ley del matrimonio laico o civil, completando así las llamadas "leyes laicas" que permitieron una mayor libertad religiosa en el país.
El pentecostalismo chileno, considerado el más antiguo y autóctono de América Latina, tiene sus orígenes en la llegada del pastor estadounidense Willis Hoover Kurt como misionero de la Iglesia Metodista Episcopal en Iquique. En 1902, Hoover fue trasladado a Valparaíso, donde enfrentó dos grandes tragedias: una epidemia de viruela entre 1905 y 1906, seguida de un terremoto que destruyó la iglesia que pastoreaba.
El hito fundacional del pentecostalismo chileno ocurrió el 12 de septiembre de 1909, cuando se produjo un "avivamiento" en la congregación metodista de Valparaíso liderada por Hoover. Este fenómeno, caracterizado por manifestaciones espirituales como la glosolalia (hablar en lenguas), sanidades y profecías, generó un rápido crecimiento en el número de predicadores, pese a que los pregones en espacios públicos estaban prohibidos en el país, ya que el catolicismo era la religión oficial del Estado.
El testimonio de esta experiencia llegó rápidamente a Santiago, donde produjo el rechazo de muchos líderes de la Iglesia Metodista Episcopal. Hoover fue acusado de "enseñanza y diseminación de doctrinas falsas y antimetodistas", lo que lo llevó a renunciar a la Iglesia Metodista en 1910, junto con la iglesia de Valparaíso y dos congregaciones de Santiago que lo siguieron. La nueva denominación pasó a llamarse Iglesia Metodista Pentecostal de Chile, marcando el inicio formal del pentecostalismo chileno.
Paralelamente, se produjeron avivamientos similares en otras regiones del país, como en el Gran Concepción bajo la Iglesia Presbiteriana, y en el Sur de Chile bajo la Alianza Cristiana y Misionera, dando origen a nuevas iglesias pentecostales de diversas raíces denominacionales.
Durante este período, el pentecostalismo chileno experimentó un proceso de diversificación denominacional, principalmente a través de divisiones dentro de las iglesias existentes. En 1932 se desencadenó un conflicto legal que enfrentó al pastor Hoover con el pastor Manuel Umaña, de la Iglesia de Santiago (actual Catedral Evangélica de Chile), que terminó con la separación de la Iglesia. El pastor Umaña se convirtió en líder de la Iglesia Metodista Pentecostal, mientras que Hoover creó la Iglesia Evangélica Pentecostal, que obtuvo su personalidad jurídica en 1940.
Este patrón de división y formación de nuevas denominaciones continuó a lo largo de las décadas, dando origen a numerosas iglesias pentecostales chilenas:
A pesar de esta fragmentación denominacional, el pentecostalismo chileno mantuvo una notable coherencia en sus prácticas religiosas, teología y formas de organización. Durante este período, la población evangélica creció a un ritmo particularmente fuerte, pasando de menos del 2% de la población en 1930 a cifras significativamente mayores en las décadas siguientes, con especial presencia en los sectores populares urbanos.
Durante la dictadura militar de Augusto Pinochet, las iglesias evangélicas, especialmente las pentecostales, tuvieron un reconocimiento social importante. Esto se debió en gran parte al distanciamiento del gobierno con la Iglesia Católica por la posición decidida de ésta en la defensa de los derechos humanos.
Dos símbolos de este reconocimiento fueron la inauguración de la Catedral Evangélica en 1974 y, por sobre todo, la realización del primer Te Deum evangélico en 1975. Este acto religioso, paralelo al tradicional Te Deum ecuménico liderado por la Iglesia Católica, se convirtió en una tradición que continúa hasta la actualidad, celebrándose cada 18 de septiembre en conmemoración de la Independencia nacional.
La relación entre las iglesias evangélicas y el régimen militar fue compleja y no uniforme. Mientras algunas denominaciones y líderes mantuvieron una postura cercana al gobierno, otros sectores evangélicos desarrollaron un trabajo en defensa de los derechos humanos, aunque con menor visibilidad que el realizado por la Iglesia Católica.
Con el retorno a la democracia, el protestantismo chileno inició un proceso de mayor organización institucional y participación en la vida pública. En 1991 se creó la Coordinadora Evangélica, que agrupaba a diversas iglesias evangélicas con el objetivo de discutir y promover la Ley de Culto chilena, finalmente promulgada en 1999. También se crearon el Comité de Organizaciones Evangélicas y los consejos de pastores, entidades que representan al mundo evangélico ante las autoridades políticas.
En 2019, el Obispo Bernardo Cartes Venegas de la Iglesia Metodista Pentecostal de Chile creó la UNIPECH (Unión de Iglesias Pentecostales de Chile), con el fin de estrechar lazos entre las iglesias pentecostales más representativas del país y celebrar los 110 años del pentecostalismo en Chile.
En términos demográficos, el protestantismo ha continuado su crecimiento. Según el censo de 2002, los evangélicos constituían el 15,14% de la población chilena, tres puntos porcentuales más que el índice detectado diez años antes. Datos más recientes del Centro de Estudios Públicos (2024) indican que el 17% de la población chilena se identifica como evangélica, mientras que el porcentaje de católicos ha disminuido significativamente, pasando del 74% (crianza) al 48% (identificación actual).
En las últimas décadas, se ha observado una creciente participación de líderes evangélicos en la política nacional, con pastores postulando a cargos de representación popular y denominaciones tomando posiciones públicas sobre temas valóricos y sociales.
Las iglesias protestantes históricas en Chile son aquellas que tienen sus raíces directamente en la Reforma Protestante europea y que llegaron al país principalmente a través de misioneros extranjeros o inmigrantes europeos. Aunque numéricamente representan una minoría dentro del protestantismo chileno (aproximadamente el 1% del total de evangélicos), han tenido una influencia significativa, especialmente en el ámbito educativo y cultural.
Entre las principales denominaciones históricas se encuentran:
Las iglesias pentecostales constituyen la expresión mayoritaria del protestantismo chileno, representando aproximadamente el 99% del total de evangélicos en el país. Se caracterizan por su énfasis en la experiencia directa con el Espíritu Santo, manifestada en dones como la glosolalia (hablar en lenguas), sanidades y profecías, así como por su liturgia expresiva y emocional.
Las principales denominaciones pentecostales en Chile incluyen:
Otras denominaciones pentecostales relevantes incluyen la Iglesia Wesleyana Nacional (1928), la Iglesia Ejército Evangélico de Chile (1933), la Iglesia Pentecostal Apostólica (1938), la Iglesia Evangélica Unión Pentecostal (1949), la Misión Iglesia Pentecostal (1952), la Iglesia de Dios Pentecostal (1953) y la Iglesia Cristiana Metodista Pentecostal (1971).
Además de las iglesias pentecostales tradicionales y las denominaciones históricas, en las últimas décadas han surgido en Chile nuevas expresiones del protestantismo, como las iglesias neopentecostales y carismáticas, que combinan elementos del pentecostalismo tradicional con nuevas formas de organización, comunicación y liturgia.
También existe un creciente número de iglesias independientes, sin afiliación denominacional formal, que representan una tendencia hacia formas más autónomas y locales de organización eclesiástica.
Las iglesias protestantes han realizado importantes contribuciones al ámbito educativo chileno desde sus inicios. Las denominaciones históricas fundaron colegios que se convirtieron en instituciones educativas de prestigio, como el Santiago College (metodista), el Colegio Bautista de Temuco y el Instituto Inglés de Valparaíso (anglicano).
En el ámbito de la formación teológica, se han establecido diversos seminarios y facultades de teología, como la Comunidad Teológica Evangélica de Chile, el Seminario Teológico Bautista y la Facultad Evangélica de Teología.
Las iglesias pentecostales, por su parte, han desarrollado una labor educativa más enfocada en la alfabetización y educación básica en sectores populares.