Alfnix/Taller/CVC/Decenio de las Naciones Unidas para el Desarrollo |
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El Decenio de las Naciones Unidas para el Desarrollo (1961-1970) fue proclamado oficialmente por la Asamblea General de las Naciones Unidas mediante la resolución 1710 (XVI) el 19 de diciembre de 1961.[1] La propuesta fue impulsada por el presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy. En su discurso ante la Asamblea General el 25 de septiembre de 1961 instó a la ONU a declarar los años mil novecientos sesenta como una década dedicada al desarrollo.
El objetivo central del decenio era acelerar el desarrollo económico y social de los países menos desarrollados, estableciendo metas concretas de crecimiento y promoviendo una cooperación internacional más efectiva para reducir la brecha entre países ricos y pobres. La ONU buscaba garantizar que todos los países pudieran sostener su progreso económico por sí mismos a través de planes de acción coordinados a nivel global.[1][2]
Esta década tuvo como eje central la promoción del crecimiento económico sostenido en los países en desarrollo, con el propósito de que sus economías alcanzaran una tasa mínima de crecimiento del 5% anual al finalizar el período. Para lograr esta meta, se establecieron diversas estrategias que abarcaron desde la promoción de la industrialización hasta el fortalecimiento de la cooperación comercial y financiera. Se consideró fundamental que los países en desarrollo pudieran vender una mayor cantidad de sus productos en mercados internacionales en expansión, garantizando precios estables y justos que les permitieran financiar su propio desarrollo. En este sentido, se instó a los países desarrollados a adoptar políticas que facilitaran el acceso de estos productos a sus mercados y que promovieran un reparto más equitativo de las ganancias derivadas de la explotación de los recursos naturales en los países menos industrializados.[2]
El Decenio impulsó la cooperación económica internacional para aumentar el flujo de capital hacia los países en desarrollo en condiciones equitativas. Se incentivó la inversión extranjera en sectores estratégicos y se alentó a los gobiernos a diseñar y ejecutar planes nacionales de desarrollo que maximizaran tanto los recursos internos como la asistencia externa. Estos planes debían estar orientados no solo al crecimiento económico, sino también a la mejora de las condiciones sociales y educativas de la población, entendiendo que el desarrollo debía incluir aspectos cualitativos como la reducción del analfabetismo, la capacitación técnica y profesional y el acceso a mejores servicios de salud.
El bienestar social fue otro de los objetivos prioritarios, por lo que se impulsaron medidas dirigidas a combatir el hambre, reducir la incidencia de enfermedades y mejorar la calidad de vida en general. La educación y la capacitación profesional fueron promovidas como motores esenciales del desarrollo, dado que la preparación de la fuerza laboral era considerada indispensable para sostener el crecimiento económico a largo plazo. Asimismo, se fortalecieron programas de investigación y desarrollo tecnológico con el objetivo de aprovechar al máximo los avances científicos para acelerar el progreso en diversas áreas, desde la producción agrícola hasta la modernización de infraestructuras.
Además, el Decenio enfatizó la necesidad de utilizar de manera eficiente los recursos disponibles, incluyendo aquellos liberados como resultado del desarme militar, los cuales podrían ser reorientados hacia el desarrollo económico y social. Se recomendó mejorar la recopilación y análisis de datos estadísticos que permitieran medir de manera continua los avances logrados y evaluar el impacto de las políticas implementadas. En conjunto, todas estas estrategias buscaban sentar las bases para que los países en desarrollo pudieran alcanzar un crecimiento autosostenido, con estructuras económicas más resilientes y con sociedades más equitativas y preparadas para los desafíos del futuro.[1][3][4]
Durante los años mil novecietos sesenta, se llevaron a cabo diversos esfuerzos para alcanzar los objetivos del Decenio. Sin embargo, los resultados fueron mixtos:
Al finalizar la década, las Naciones Unidas concluyeron que, si bien se habían logrado avances en la sensibilización sobre el desarrollo global y en la coordinación de esfuerzos internacionales, los resultados económicos fueron desiguales y la brecha entre países desarrollados y en desarrollo se mantenía considerablemente amplia.[5]
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