La Tiara Vladimir (en inglés: The Vladimir Tiara; The 'Grand Duchess Vladimir Tiara'), es una diadema de origen ruso que perteneció a la reina británica Isabel II (no está incluida en las "Joyas de la Corona" británica).
La tiara de diamantes consta de 15 anillos de diamantes superpuestos; en el centro de cada uno hay un colgante del que pende una gran perla en forma de lágrima.
En 1924, durante el reinado de María de Teck, los joyeros de la firma "Garrard & Co" modificaron la tiara: las perlas se hicieron extraíbles y pueden reemplazarse por esmeraldas colgantes en forma de lágrima, las conocidas como "Piedras de Cambridge".[1]
La tiara también puede lucirse sin piedras colgantes, simplemente con los anillos.
La Tiara Vladimir lleva el nombre del Gran Duque Vladímir Aleksándrovich de Rusia, para cuya esposa María Pavlovna fue confeccionada. En 1874, el Gran Duque encargó esta tiara a la firma de W.A. Bolin como regalo de bodas para su novia, princesa de la Casa Gran Ducal de Mecklemburgo-Schwerin.[2] La tiara costó 48.200 rublos.[3]
Después de la revolución de Febrero, María Pavlovna partió hacia [[Kislovodsk], y en febrero de 1920 huyó de Rusia en un barco italiano. Logró recuperar el dinero y las joyas con la ayuda del diplomático británico Albert Stopford, quien pudo rescatarlas del lugar en el que se habían escondido en el Palacio de Vladimir en julio de 1917. "Stopford, viendo el pánico de sus amigos del séquito de la familia real, en algún momento 'tomó la decisión personal de entrar en el Palacio de Vladimir para salvar las joyas y el dinero de María Pavlovna' antes de que las nuevas autoridades confiscaran su residencia. (...) Habiendo recibido instrucciones precisas de María Pavlovna sobre la ubicación de las joyas y la 'puerta secreta' que conducía a su tocador, Stopford entró en el edificio a finales de julio de 1917" y descubrió un escondite con joyas y dinero. Las envió a Londres, ya fuese usando su estatus diplomático o con la ayuda de un conocido de la armada británica que salía de Rusia.[4]
María Pavlovna pasó los últimos meses de su vida en la ciudad francesa de Contrexéville, donde falleció en septiembre de 1920. Algunas de las joyas de su madre, incluida la tiara, pasaron a su hija, la princesa de Gracia Elena Románova. En 1921, vendió la tiara a su pariente, la reina María de Teck, por 28.000 libras esterlinas.[5][6] La reina María le añadió esmeraldas (véase la foto).
La tiara formaba parte de la colección personal de la reina Isabel II,[7][8] y la lució para su retrato oficial como reina de Canadá, ya que ninguno de sus reinos fuera de las Islas Británicas tiene corona propia. La reina Isabel solía usar la versión con esmeraldas, complementándola con el parure también de esmeraldas "Delhi Durbar" (denominado Cambridge y Delhi Durbar Parure).
Las esmeraldas que desde la época de María de Teck pueden reemplazar a las perlas originales, también son joyas históricas. Fueron adquiridas (ganadas en una lotería) por la princesa Augusta de Hesse-Kassel en 1818 en Fráncfort del Meno entre unas 40 esmeraldas-cabujón, con las que posteriormente se crearon diversas piezas de joyería. Estas piezas fueron heredadas por su hija María Adelaida de Cambridge, duquesa de Teck,[9] tras la muerte de la princesa en 1889. Tras el fallecimiento de María Adelaida en 1897, fueron recibidas por su hijo, Francisco de Teck, quien las desengarzó y se las regaló a su amante, Lady Nellie Kilmorey, esposa del 3er Conde de Kilmorey. En 1910, Francisco falleció, y su hermana María se convirtió en reina de Inglaterra , lo que le permitió utilizar su influencia desde la casa real británica para recuperar las joyas de la familia.
Cinco de estas esmeraldas se engastaron en 1911 en la Tiara Durbar de Delhi para la Emperatriz de la India, fabricada por Garrard & Co (parte del aderezo del mismo nombre mencionado anteriormente). Sin embargo, posteriormente se retiraron para decorar la Tiara Vladimir.[10] En 2005, la Tiara Durbar de Delhi, con solo diamantes, fue donada a la reina Camila (por entonces Duquesa de Cornualles).[11]