The Big Con: How the Consulting Industry Weakens our Businesses, Infantilizes our Governments and Warps our Economies (traducción literal al español La gran estafa: Cómo la industria consultora debilita nuestros negocios, infantiliza nuestros gobiernos y deforma nuestras economías) es un libro de no ficción de 2023 escrito por las economistas Mariana Mazzucato y Rosie Collington. Argumenta que la excesiva dependencia de la consultorías erosiona las capacidades gubernamentales y que estas realizan una estafa, exagerando su valor a clientes potenciales ante la falta de experiencia específica.
The Big Con | ||
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de Mariana Mazzucato y Rosie Collington | ||
Idioma | Inglés | |
Título original | The Big Con: How the Consulting Industry Weakens our Businesses, Infantilizes our Governments and Warps our Economies | |
Editorial | Penguin Group | |
Fecha de publicación | 7 de marzo de 2023 | |
Formato | Cartoné | |
Páginas | 352 | |
El libro propone tres soluciones: exigir a las consultoras que declaren sus conflictos de intereses, reconstruir las capacidades del sector público para que dependan menos de ellas y mejorar la evaluación de los resultados de los contratos. The Big Con recibió críticas generalmente positivas, pero algunos críticos criticaron la definición poco clara de valor y la escasez de evidencia proveniente de fuera del ámbito angloparlante.
La Gran Estafa se centra principalmente en las tres grandes consultoras de gestión (Bain & Company, McKinsey y Boston Consulting Group) y las cuatro grandes consultoras de contabilidad (EY, PwC, KPMG y Deloitte). Desde la década de 1980, los gobiernos del Reino Unido y Estados Unidos adoptaron las ideas de la tercera vía, que restringían el papel de los gobiernos. El sector público «debería dirigir el barco, no remar», es decir, externalizar muchas tareas del sector público al sector privado. El libro argumenta que es difícil gobernar sin la capacidad de cumplir.[1]
El libro argumenta en contra de la idea de que las consultoras ofrecen una buena relación calidad-precio por dos razones. La primera es que podrían estar buscando rentas, en el sentido de que cobran mucho más de lo que cobrarían los empleados del sector público por el mismo trabajo. En segundo lugar, no está claro cuánto valor aportan, ya que algunas reformas implementadas por ellas tuvieron que rehacerse poco después. Las consultoras, argumenta The Big Con, recurren a un engaño para dar la impresión de que crean valor.[1] El libro, por ejemplo, detalla cómo funcionan las entrevistas para las grandes consultoras: es más importante proyectar confianza que proponer ideas sólidas.[2]
Las grandes consultoras suelen trabajar tanto para gobiernos como para empresas, incluso cuando los intereses de sus clientes son contradictorios. En el ámbito del cambio climático, las consultoras asesoran a los gobiernos sobre cómo descarbonizar, a la vez que reciben financiación de empresas de combustibles fósiles con la agenda contraria.[3]
The Big Con también examina los fracasos de las consultoras en el Sur Global, donde suelen implementar políticas económicas neoliberales de libre mercado, consideradas a menudo neocoloniales por el Sur Global. En un estudio de caso, el gobierno puertorriqueño contrató a McKinsey para ayudar en la reconstrucción tras el huracán María en 2017. Este proyecto fue liderado por recién graduados en administración de empresas que aplicaron un proceso de «talla única».[4] Esto incluyó la privatización y la reducción de los derechos laborales.[5] Las consultoras también desempeñaron un papel clave en la fuga de capitales de los países en desarrollo en proceso de ajuste estructural, en lo que el libro denomina «redes transnacionales de saqueo».[4]
Una de las consecuencias de la profunda integración de las consultorías en el sector público es la erosión de las oportunidades para desarrollar capacidades internas. The Big Con detalla una estrategia de las consultorías: los contratos iniciales se ofrecen a los gobiernos a bajo costo. En fases posteriores, el gobierno se vuelve dependiente, al no haber logrado desarrollar la experiencia interna y, por lo tanto, verse obligado a recurrir a las consultorías para continuar su trabajo.[6]
El libro propone tres soluciones al problema: exigir a las consultoras que declaren cualquier conflicto de intereses que puedan tener, reconstruir las capacidades del sector público para que dependan menos de las consultoras y mejorar la forma en que se evalúan los resultados de los contratos.[7]
El libro recibió críticas generalmente positivas. The Times nombró a The Big Con como uno de los cinco mejores libros de negocios y tecnología de 2023.[8] Tanto Financial Times como The Guardian lo incluyeron en sus listas de lecturas imprescindibles para 2023.[9][10] Nathan Akehurst calificó el libro como «meticulosamente investigado» en una reseña para Jacobin y elogió su capacidad para explicar temas complejos de forma sencilla.[11] Mehdi Boussebaa, del Journal of International Business Studies, afirmó que el libro constituye una «muy necesaria llamada de atención para empresas y gobiernos».[12]
Un revisor criticó la escasez de evidencia proveniente del Sur Global. Boussebaa argumenta que, si bien el libro busca presentar una visión global de las consultorías, su evidencia proviene principalmente de países angloparlantes. También destacó la escasa comprensión de cómo las consultoras se relacionan con la inversión extranjera directa y la internacionalización de sus clientes.[12]
Otros criticaron la descripción del valor público que ofrece el libro. Timothy Slaper, en su artículo publicado en Economic Development Quarterly, apoyó la crítica a las prácticas de consultoría —en especial, cómo estas no comparten el riesgo de un posible mal asesoramiento—, pero consideró poco convincente el análisis de la teoría del valor público. Argumentó que el concepto estaba mal definido y debilitaba las afirmaciones centrales del libro, sugiriendo que el material podría haber sido más eficaz en un libro aparte.[13] De igual manera, Akehurst consideró que las recomendaciones carecían de claridad, señalando que el libro no definía lo que podría implicar una «nueva teoría del valor» como alternativa al énfasis de la consultoría en la eficiencia.[11]