Terra Amata (en italiano, "Tierra Amada") es un sitio arqueológico al aire libre situado en las laderas del Monte Boron, en Niza, a 26 metros (28,4 yd) sobre elactual nivel del mar Mediterráneo. Fue descubierto y excavado en 1966 por Henry de Lumley. El yacimiento contenía herramientas del Paleolítico Inferior, datadas sobre el 400.000 a. C., y vestigios de algunas de las primeras prácticas de domesticación del fuego en Europa.[2] Este se encuentra, actualmente, bajo un edificio de apartamentos y un museo de prehistoria, en Niza, donde se exhiben algunos de los objetos descubiertos.
El sitio fue descubierto durante la construcción de una terraza cerca del puerto de Niza, en 1966. Tras negociar con el propietario del sitio, DeLumley obtuvo permiso para trabajar allí, desde el 28 de enero hasta el 5 de julio de 1966. Él y su equipo trabajaron siete días a la semana, las veinticuatro horas al día.[3]
Según DeLumley, el sitio contenía un asentamiento con varias capas de viviendas ubicadas en una playa fosil. Las viviendas datan del año 380.000 a.C. e incluían restos que sugerían que los habitantes vivían en cabañas en la playa. En el centro de cada cabaña había una chimenea, con cenizas, lo que demuestra que los habitantes tenían el control del fuego. Estas señales de fuego, junto con las de Menez Dregan, Finisterre, Francia, en Beeches Pit, Suffolk, Inglaterra, y en Vertesszollos, Hungría, son las evidencias más tempranas de la domesticación del fuego en Europa.[4] Los restos incluían muros bajos de piedras y guijarros de playa, colocados al noroeste de las chimeneas, que protegerían al fuego del fuerte viento Mistral.
DeLumley creía que los habitantes construían las cabañas con pieles de animales, sostenidas por postes y con un agujero en el centro, para que el humo pudiera escapar. En un refugio de este tipo cabían entre veinte y cuarenta personas. Si su teoría es correcta, Terra Amata es uno de los primeros descubrimientos de viviendas artificiales en Europa.
El yacimiento también contenía evidencia de fabricación de herramientas, con las piedras de la playa, algunas con dos caras cortantes y un tipo particular de pico de piedra, conocido como "Pico de Terra Amata". También se descubrió una gran cantidad de herramientas de piedra y raspadores en las dunas sobre la playa.
Una interpretación muy diferente del yacimiento fue presentada luego por otra arqueóloga, Paola Villa, quien dedicó parte de su tesis doctoral al mismo sitio. Argumentó que las conclusiones de DeLumley eran más conjeturales que convincentes.[5] Afirmó que era igualmente probable que las piedras se depositaran naturalmente mediante el flujo de un arroyo, el arrastre del suelo o algún otro proceso natural. [6]
Villa también argumentó que los artefactos de piedra de las diferentes capas habitables propuestos pueden encajarse, lo que demuestra que se han movido hacia arriba y hacia abajo a través de la columna de sedimentos. [7] Por lo tanto, es muy probable que los supuestos conjuntos de capas habitables sean mezclas de artefactos de diferentes períodos que han llegado a niveles específicos. Por lo tanto, según ella, existía evidencia contundente de que el sitio estuvo sujeto a procesos posdeposicionales relativamente invasivos, que también podrían ser responsables de las «disposiciones» de piedra.
Villa argumentó que DeLumley había sobreestimado considerablemente el estado de conservación del yacimiento original y que era imposible datar con precisión los objetos, porque las capas no podían considerarse independientes entre sí. También afirmó que el yacimiento debería datarse entre una época posterior al 380 000 a. C. y el 230 000 a. C.