Siro Febres-Cordero Salas (Mérida, Venezuela, 31 de enero de 1921 – Miami, Estados Unidos, 10 de julio de 1999), fue un ingeniero civil y empresario venezolano. Recordado por liderar varios proyectos de infraestructura y construcción en la Venezuela del siglo XX, así como por su cercanía al gobierno del presidente Carlos Andrés Pérez. Su nombre aparece en la obra "Los Doce Apóstoles" del escritor marxista Pedro Duno.
Siro Febres-Cordero | ||
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Información personal | ||
Nacimiento |
31 de enero de 1921 Mérida, Venezuela | |
Fallecimiento |
10 de julio de 1999 Miami, Estados Unidos | |
Familia | ||
Padres | Miguel Febres-Cordero Troconis y Dolores Salas Pino | |
Cónyuge | Gisela María Salom Power | |
Educación | ||
Educación | Ingeniería en la Universidad de Los Andes (Venezuela) | |
Información profesional | ||
Ocupación | Ingeniero y empresario | |
En el ámbito empresarial concibió y promovió el Centro Ciudad Comercial Tamanaco (CCCT) en Caracas, fundó la empresa Cementos Caribe (ahora Cerámicas Caribe) y participó en el directorio del Banco Latino de Venezuela.
Siro Febres-Cordero nació el 31 de enero de 1921 en la Parroquia Milla, en Mérida, Venezuela.[1] Es uno de los cinco hijos del Dr. Miguel Febres-Cordero Troconis y de Dolores Salas Pino, ambos oriundos de la misma ciudad. Cursó la carrera de Ingeniería Civil en la Universidad de Los Andes, en Mérida. Donde además mantuvo interés por la ganadería regional y la cría de especies autóctonas, participando en proyectos de desarrollo rural en los páramos andinos.
Contrajo matrimonio en el año 1953 con Gisela María Salom Power con quien tuvo 4 hijos: Claudia, Gabriela, Daniela y Siro Humberto.
En la década de 1950, Febres-Cordero incursionó en obras de infraestructura vial, fundando la empresa Pavimentadora LIFE, dedicada a la construcción de carreteras y obras viales, aportando recursos técnicos y financieros. Con esta empresa participó en proyectos como la construcción de la Carretera Trasandina, que conectó el occidente del país con su capital, Caracas.
Para el año 1964 impulsó iniciativas de cría y desarrollo rural cediendo terrenos de su hacienda en Mérida para albergar proyectos de truchicultura y para la creación de la Estación de Recría del perro Mucuchíes, administrada por la Sociedad de Amigos del Perro Mucuchíes y el gobierno regional, con la cual consiguieron la conservación y mejoramiento de la raza canina autóctona del páramo merideño.[2]
En 1967 figuró junto a otros líderes regionales, entre los promotores e inversionistas de la edificación de la Plaza de Toros Monumental “Román Eduardo Sandia” de la ciudad de Mérida.[3]
A inicios de la década de 1970 concibió su proyecto más conocido, la fundación de la empresa Ciudad Comercial Tamanaco, C.A. para concretar el Centro Ciudad Comercial Tamanaco (CCCT) en Chuao, Caracas. Esta obra multifuncional, abarca unos 480.000 m² y su construcción requirió reunir a numerosos inversionistas. Inaugurado parcialmente en 1973 y formalmente en 1976, fue un combinado de espacios comerciales, oficinas y áreas de entretenimiento en un complejo único para su época.[4]
Para el año 1974 cofundó Cementos Caribe, C.A., una de las mayores plantas cementeras construidas en Venezuela, y en la década de 1980 promovió Cerámicas Caribe C.A., dedicada a la fabricación de materiales de construcción en el Estado Yaracuy.
Finalmente, para el año 1978 se incorporó como director principal del Banco Latino, donde ocupó la posición de principal accionista venezolano del Banco Latino, lo que le confería influencia en el ámbito bancario nacional. Su cercanía con este grupo empresarial se reflejó en reiteradas menciones de prensa, donde se le considera miembro del conjunto de hombres de negocios afines al gobierno de la época.[5]
El legado de Siro Febres-Cordero perdura en varias dimensiones del desarrollo venezolano. El Centro Ciudad Comercial Tamanaco (CCCT), en especial, ha seguido operando durante décadas como un centro comercial pionero en Caracas, uniendo comercio, oficinas y entretenimiento bajo un mismo techo. Asimismo, Cementos Caribe, se consolidó como empresa clave en el sector cementero nacional. La plaza de toros merideña y otros proyectos locales también reflejan su impacto regional. La figura de Febres-Cordero es reconocida en Caracas y Mérida como la de un empresario visionario, recordado inclusive con un busto y placa conmemorativa en el CCCT tras su fallecimiento. Aunque su nombre evoca tanto la imagen de un magnate cercano al poder como la de un desarrollador urbano e industrial, su contribución más perdurable fue la creación de infraestructura y empresas que dinamizaron la economía venezolana en la segunda mitad del siglo XX.