La Serra Pelada es una pequeña sierra situada en los términos municipales de San Vicente del Raspeig y Muchamiel, en la Provincia de Alicante, España. Su altitud máxima alcanza los 469 metros sobre el nivel del mar, y destaca por haber albergado las históricas Minas del Sabinar, explotación de ocre en galerías subterráneas activa entre 1878 y 1945.[1]
El nombre tradicional de la sierra es “Serra Pelada”, aunque a menudo se la denomina erróneamente “Sierra del Sabinar” por el vértice geodésico de 469 m llamado «El Sabinar», que es la cota más alta del cordal. Esta confusión es similar a la que ocurre con la Sierra de Llofriu y su cima Bec de l’Àguila.[2]
El aprovechamiento intensivo del ocre en la zona comienza en 1878 con la concesión de “La Justa” y se extiende a otras explotaciones como “La Felicidad”, “El Sabinar I” y “El Sabinar II” entre 1884 y 1891. Durante casi siete décadas, estas minas abastecieron pigmentos de alta pureza a las industrias de pinturas y cerámica de Alicante, Barcelona y el mercado británico, hasta su cierre definitivo en 1945, tras la competencia de pigmentos sintéticos y los estragos de la Guerra Civil Española.[3]
Las galerías de la Serra Pelada atraviesan calizas y margas del Mesozoico, donde se extraían óxidos e hidróxidos de hierro (goethita y limonita) que dan el característico color mostaza al ocre. En sus niveles superiores aparecen también cristales de calcita, aragonito y escasas muestras de celestina descritas por Jiménez de Cisneros.[2]
Las Minas del Sabinar comprenden más de una veintena de concesiones:
En 1926, La Justa y La Felicidad alcanzaron juntas más de 3 600 t de ocre extraído.[4]
En torno al año 1900 se documentó el hallazgo fortuito de un cadáver con arma de fuego en una sima natural dentro de la sierra; sin embargo, no constan otros accidentes graves, pese a los pozos verticales de más de 40 m de profundidad.[5]
Hoy día las galerías abandonadas sirven como atractivo para el senderismo y el estudio geológico. La zona forma parte de la Microrreserva Bec del Águila y del Paraje Natural Municipal Bec de l’Àguila, y su visita está regulada para minimizar riesgos y proteger sus valores naturales.[6]
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