El sestercio (del latín singular sestertius y plural sestertii) es una moneda de la Antigua Roma. Durante el período republicano era una moneda pequeña de plata emitida solo en raras ocasiones. Durante el período imperial, era una moneda grande de latón.
El nombre sestercio significa «dos y medio», en referencia a su valor nominal de dos ases y medio (una moneda romana de bronce). Este valor era útil para el comercio porque equivalía a un cuarto de denario, una moneda que equivalía a diez ases. El nombre deriva de semis, «mitad» y tertius , «tercio».
Una abreviatura moderna para los valores en sestercios es IIS (Unicode 𐆘), en la que el número romano II va seguido de S (semi), y todo tachado. Sin embargo, dado que este símbolo y las letras tachadas no siempre son convenientes, se puede usar HS en su lugar, donde la barra horizontal de la «H» representa el tachado del número II, en lugar de la letra H.[1]
Solía ir marcado con las letras LLS (duae librae et semis, «dos libras y medio as»), rememorando al as libral, o también con I·IS o HS.
Formaba parte del nuevo sistema monetario introducido en el año 212 a. C.., que sustituyó al cobre como patrón monetario basado en el as. Este nuevo sistema monetario estaba formado, además de por el sestercio, por el denario, el quinario y el as, con el siguiente cuadro de equivalencias:
Equivalencias entre monedas romanas | |||||
Denario | Quinario | Sestercio | As | Metal | |
---|---|---|---|---|---|
Denario (símbolo X) | 1 | 2 | 4 | 10 | |
Quinario (símbolo V) | 1/2 | 1 | 2 | 5 | |
Sestercio (símbolo IIS) | 1/4 | 1/2 | 1 | 2,5 | |
As (símbolo I) | 1/10 | 1/5 | 2/5 | 1 |
La reforma monetaria, que elevó el valor del denario a 16 ases, afectó por igual al sestercio sin variar su proporción respecto al denario, por lo cual pasó a valer cuatro ases.
Desde la etapa imperial, el sestercio pasó a acuñarse en bronce, para ser más tarde vuelto a acuñar en una doble serie de bronce y latón de 54,5 y 27,2 gramos, respectivamente. Fue una moneda en circulación hasta finales del siglo III d. C.
Sus motivos suelen mostrar la imagen del emperador o algún pariente en el anverso, y en el reverso se suele conmemorar algún acontecimiento militar o político destacado.
Es frecuente encontrar la grafía sextercio (etimológicamente incorrecta), a pesar de que la única reconocida por la Real Academia Española es «sestercio».[2]
El sestercio también se usó como una unidad de cuenta estándar y se representó en las inscripciones con el monograma HS. Se registraron grandes valores en términos de sestertium milia, miles de sestercios. Plinio el Viejo dijo que el rico general y político de la República romana tardía, Publio Licinio Craso, que venció a Espartaco, tenía «propiedades por valor de 200 millones de sestercios», el hombre más rico de la Roma de su tiempo, después de Lucio Cornelio Sila;[3] aunque Plutarco estimaba que equivalían a 7100 talentos,[4] es decir, 170 millones de sestercios.[5] Otra gran fortuna le perteneció a Demetrio de Gadara, un liberto de Pompeyo, quien llegó a amasar unos 100 millones de sestercios en propiedades. Respecto de caudillos como Sila, Cayo Mario, Lucio Licinio Lúculo o Cneo Pompeyo Magno, todos tuvieron fortunas que sobrepasaron largamente los cien millones.[6][7] Sobre Cayo Julio César, se ha estimado que el botín conseguido en la guerra de las Galias y presentado en su triunfo podía valer entre 600 y 1750 millones de sestercios.[8] Se sabe que Pompeyo dejo una herencia estimada en 700 millones de sestercios.[9]
Durante el Alto Imperio romano, las mayores fortunas conocidas pertenecieron a Cneo Cornelio Léntulo Augur (fallecido en el año 25) y Narciso (año 54) con 400 millones de sestercios cada uno; Lucio Volusio Saturnino (año 25), Séneca (año 65), Quinto Vibio Crispo (año 83 ó 93) y Marco Antonio Palas (año 62) con 300 millones de sestercios cada uno; el emperador Tácito (año 275) con 280 millones de sestercios; Cayo Julio Licinio (año 14) con 200 a 300 millones de sestercios;[10] Augusto (año 14) con 250 millones de sestercios;[7] Cayo Julio Calisto (año 52), Tito Clodio Eprio Marcelo (año 79) y Cayo Salustio Crispo Pasieno (año 47) con 200 millones de sestercios cada uno;[11] Marco Gavio Apicio (año 28) con 110 millones de sestercios;[12] Tiberio (año 37) con al menos 100 millones de sestercios;[7] Tiberio Claudio Hiparco de Atenas (año 81) y Lucio Tario Rufo (año 14) con 100 millones de sestercios cada uno; Cayo Cecilio Isidoro (8 a. C.) y Marco Aquilio Régulo (105) con 60 millones de sestercios cada uno.[12] Plinio el Joven mencionaba que la fortuna promedio de un senador de la época era de unos 15 millones de sestercios en propiedades.[8]
Según los Anales de Tácito, a los soldados del ejército del Rin, que se alzaron contra Tiberio, se les pagaban diez ases por día, de los cuales tenían que pagar, entre otras cosas, sus propios uniformes. Exigieron que se les pagara un denario al día, y lo consiguieron.[13]
Los registros de Pompeya muestran que se vendió un esclavo en una subasta por más de 6000 sestercios. También una tableta de escritura de Londinium, fechada en c.75-125, que registra la venta de una esclava llamada Fortunata por 600 denarios, igual que a un hombre llamado Vegeto por la cantidad de 2400 sestercios.[14]
Los numismáticos valoran mucho los sestercios, ya que su gran tamaño les dio a los celatores (grabadores) un área grande para producir retratos detallados y tipos inversos. Los más célebres son los producidos para Nerón entre los años 64 y 68, creados por algunos de los grabadores de monedas más consumados de la historia. Los retratos más realistas de este emperador, y los elegantes diseños inversos, impresionaron mucho e influyeron en los artistas del Renacimiento. La serie emitida por Adriano entre 117 y 138, que registra sus viajes por el Imperio romano, cuya representación es el apogeo del Imperio e incluye la primera imagen en un moneda de la figura de Britania, siglos más tarde fue revivida por el rey inglés Carlos II, y continúa apareciendo en las monedas del Reino Unido.
Como resultado del cese de la producción y las retiradas de circulación en el siglo IV, los sestercios son menos comunes en comparación con otras monedas de bronce romanas. Los ejemplares con detalles precisos, a menudo tienen altas primas en subastas.
Los libros son citados en números romanos y capítulos y párrafos en números arábigos. Entre paréntesis se usaron los apellidos de los editores o traductores de las ediciones usadas para indicar las páginas.