El Servicio de Inteligencia Militar (SIM) fue un organismo de inteligencia del Ejército de Chile responsable de violaciones a los derechos humanos durante la última dictadura militar chilena. Se trató de un antecedente directo de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), pues la mayoría de los efectivos del SIM se integraron a esa organización para continuar su quehacer represivo una vez asentada en el poder la Junta Militar presidida por Augusto Pinochet.[2]
Servicio de Inteligencia Militar | ||
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Localización | ||
País |
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Información general | ||
Sigla | SIM | |
Jurisdicción | Nacional | |
Tipo | Servicio de inteligencia | |
Sede | Santiago | |
Organización | ||
Dictador | Augusto Pinochet | |
Director |
Augusto Lutz Urzúa[1] Julio Polloni Pérez Odlanier Mena Salinas | |
Depende de | Junta Militar de Gobierno | |
Entidad superior | Ejército de Chile | |
Antes del quiebre de la institucionalidad chilena en el golpe de Estado de 1973, funcionó como uno de los principales espacios de coordinación para los elementos golpistas del Ejército.[3][4] Inmediatamente después del golpe, el SIM desempeñó un papel importante en la persecución de militantes y simpatizantes de partidos vinculados a la Unidad Popular y sus líderes más importantes.[5] Durante el período entre el golpe de Estado y la puesta en marcha de la DINA, el SIM se dedicó a la detención e interrogación[1] mediante prácticas de tortura física y psicológica contra las personas que mantuvo detenidas,[2] y fue responsable de la desaparición forzada de varios de estos prisioneros, como en el caso de Albano Fioraso,[6] y Roberto Ávila.[7] El SIM incurrió en estos crímenes en el marco de una táctica represiva que, en el período en que contó con más personal y despliegue, estuvo enfocada en los militantes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria.[8]
A comienzos del régimen militar, el SIM detenía a sus víctimas mediante personal uniformado y utilizando vehículos del Ejército, lo que luego cambió por el uso de personal vestidos de civil en vehículos sin identificación.[2] El lugar preferido para llevar a sus víctimas eran los regimientos, recintos militares y algunos centros secretos de detención, donde se les somete a interrogatorios que frecuentemente iban acompañados de torturas.[3][2] En Santiago, los regimientos de preferencia utilizados como lugares de incomunicación e interrogatorios fueron el Tacna y el Buin.[3] En Punta Arenas, al extremo sur del país, el SIM operó en el Antiguo Hospital Naval,[9] también conocido como "Palacio de la Sonrisa", que actualmente es denominada Casa de los Derechos Humanos de Punta Arenas.[10] Muchas de sus víctimas fueron traspasadas a la DINA cuando ésta alcanzó un grado efectivo de funcionamiento.[2]
La conformación de la DINA en 1974 correspondió a un viraje de la Junta Militar, que respondió a la implementación de una política focalizada de exterminio y desaparición forzada. Para este fin, en 1974 el SIM le transfirió su personal más calificado, así como buen parte de sus funciones.[11] En consecuencia, la actividad del SIM en la provincia de Santiago empieza a decaer, si bien mantuvo una presencia principal y a veces única como servicio de inteligencia en el resto de las provincias.[11] Después, cuando la DINA extiendió su actividad a provincias, la coordinación con el SIM se volvió más estrecha, de modo que las personas que eran arrestadas en ciudades de provincia, especialmente en el sur del país, fueron primero interrogadas por el SIM y luego entregadas a la DINA en Santiago, que empieza a disponer de lugares propios de detención y tortura.[11]
Tras esta reorganización, el SIM se dedicó prioritariamente a la colaboración con los operativos de tropas en acciones represivas del Ejército sobre las poblaciones.[11] Otros efectivos fueron integrados a otras estructuras al interior del Ejército, destinadas al norte del país, en preparación de una posible confrontación bélica con Perú que no alcanzó a producirse.[3]