La Serenata para cuerdas en do mayor, Op. 48, de Chaikovski fue compuesta en 1880.[1]
La Serenata fue concebida originalmente para un quinteto de cuerda,[2] compuesto por violines primero y segundo, viola, violonchelo y contrabajo. Sin embargo, el compositor decidió posteriormente ampliar el proyecto original, no solo en cuanto a la instrumentación (una gran orquesta de cuerdas en lugar de cinco solistas), sino también en cuanto a la forma, el contenido y los matices.[2] De hecho, al escuchar la Serenata, se tiene la sensación de una obra interpretada por una orquesta completa. Giacomo Manzoni subraya cómo en esta obra se aprecia, más que en ninguna otra del músico ruso, la absoluta admiración de Chaikovski por el genio de Wolfgang Amadeus Mozart, la cual se aprecia en la elegancia de ciertas líneas melódicas y en la instrumentación «clara y lineal».[3]
La Serenata para cuerdas tiene 4 movimientos:
Chaikovski tenía la intención de que el primer movimiento fuera una imitación del estilo de Mozart, y estaba basada en la forma de la sonatina clásica, con una introducción lenta.[4] La agitada introducción Andante de 36 compases lleva la indicación "sempre marcatissimo" y llena de dobles cuerdas en los violines y violas, formando imponentes estructuras acordales. Esta introducción es reiterada al final del movimiento, y luego vuelve a aparecer, transformado, en la coda del cuarto movimiento, enlazando la totalidad de la obra en conjunto.
En la segunda página de la partitura de Tchaikovsky escribió, "Cuantos más músicos en la orquesta de cuerda, más estará en conformidad con los deseos del autor."[1]
El segundo movimiento, el Vals, se ha convertido en una pieza popular en su propio derecho.
En 1880, Chaikovski regresó a Rusia, tras una estancia en París. Ese mismo año, un grave duelo familiar —la muerte de su padre— lo sumió en un profundo estado de abatimiento físico y mental (agravado por su alcoholismo crónico), del que solo encontró la fuerza para salir a flote a través de la actividad creativa.[5] Durante este difícil período, el compositor ruso completó cuatro obras importantes: el Segundo Concierto para piano, el Capricho italiano, la Obertura de 1812 y esta Serenata para orquesta de cuerdas en do mayor.
Chaikovski se sintió especialmente complacido con esta última obra desde el principio; de hecho, se trata de una composición dominada por una gracia y una serenidad que destaca en las obras del maestro de Vótkinsk.[6] En una carta a su benefactora Nadezhda von Meck, Chaikovski escribió: «Compuse esta serenata impulsado por una profunda convicción... es una pieza que nace de lo más profundo del corazón, y me gusta pensar que por ello no carece de auténticas cualidades».[7] Que se trata de una obra magistral lo demuestra el hecho de que sigue siendo una de las más interpretadas y apreciadas por el público, junto con las serenatas de Antonín Dvořák y Josef Suk.[8]
La serenata se estrenó en privado el 21 de noviembre (3 de diciembre) de 1880 en el Conservatorio de Moscú por un conjunto de profesores y estudiantes como sorpresa para Chaikovski, quien regresaba de visita tras una larga ausencia. La primera interpretación pública tuvo lugar en San Petersburgo el 18 (30) de octubre de 1881, en un concierto de la Sociedad Musical Rusa, bajo la dirección de Eduard Napravnik. La Serenata se convirtió en una de las composiciones que a Tchaikovsky le encantaba incluir en los programas de sus giras por Europa, lo que confirma que el compositor ruso la consideraba una de sus obras más logradas y musicalmente válidas.[2]