El seguro de responsabilidad civil es un contrato de seguro en virtud del cual el asegurador se compromete, a cambio del pago de una prima, a resarcir los daños materiales, personales y/o económicos causados a terceros y de los que tenga que responder civilmente al asegurado. Así lo recoge la Ley 50/1980, de 8 de octubre, de Contrato de Seguro, en la sección octava del mismo.[1]
Por el seguro de responsabilidad civil el asegurador se obliga, dentro de los límites establecidos en la Ley y en el contrato, a cubrir el riesgo del nacimiento a cargo del asegurado de la obligación de indemnizar a un tercero los daños y perjuicios causados por un hecho previsto en el contrato de cuyas consecuencias sea civilmente responsable el asegurado, conforme a derecho.[1]
Se pueden diferenciar dos tipos de responsabilidad civil: contractual o extracontractual. En el primer caso, se responde ante el incumplimiento o trasgresión de un contrato. Por otro lado, la responsabilidad civil extracontractual, cuyas definiciones vienen especificadas en el artículo 1902 y siguientes del Código Civil,[2] es aquella en la que no existe una relación jurídica o contrato entre las partes involucradas en el incidente. Por ejemplo, la responsabilidad de un cabeza de familia para con sus hijos y su casa, aquel que posee un animal ya sea como ganado, mascota o de caza, el propietario de un terreno cuyos elementos dentro del mismo hayan causado daños a otros... Este último es menos habitual que un seguro lo cubra, pero igualmente puede ser incluido.
De este modo, existen diferentes tipos de seguro de responsabilidad civil en función de quién lo contrata, ya se trate de una empresa, autónomo, profesional o cualquier persona física o agrupación que tenga dicha carga.
En general, es importante contratar este seguro debido a que, en caso de una situación en la que se haya de responder por daños a terceros, se respondería con el propio patrimonio si no existe una póliza que lo cubra. Por lo tanto, se puede ver como un modo de protección del patrimonio del asegurado y es recomendable tenerlo contratado para profesionales, empresas o autónomos en especial a través de especialistas del sector como un corredor de seguros.
Como ya se ha mencionado anteriormente, dependiendo de quién contrata el seguro, estaremos hablando de un tipo de seguro de responsabilidad civil y, por tanto, una variación de coberturas.
Por supuesto, dependiendo de quién contrate este tipo de seguro y su actividad, el precio de la póliza variará. Para conocer mejor cuánto cuesta un seguro de responsabilidad civil, consultar con un profesional del sector es lo más aconsejable, por ejemplo, un corredor de seguros.
A pesar de no ser obligatoria su contratación, es posible que determinados sectores tengan estipulado por convenio[3] disponer de una póliza de accidentes y responsabilidad civil. En todo caso, habría que recurrir al convenio de interés para esclarecer dicha obligatoriedad.
En el resto de supuestos en los que no intervenga un convenio regulador, la ley general puede establecer, o no, la obligación de contratar una póliza de responsabilidad civil. Por ejemplo, en septiembre del año 2023, a través de la Ley 07/2023 de Bienestar Animal se estableció que los dueños de perros habrían de contratar un seguro de responsabilidad civil independientemente de la raza del perro.