Savanna-la-Mar es la principal ciudad y capital de la Parroquia de Westmoreland, Condado de Cornwall (Jamaica).
Savanna-la-Mar | ||
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Localidad | ||
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Localización de Savanna-la-Mar en Antillas Mayores | ||
Localización de Savanna-la-Mar en Jamaica | ||
Coordenadas | 18°13′00″N 78°08′00″O / 18.216666666667, -78.133333333333 | |
Idioma oficial | inglés | |
Entidad | Localidad | |
• País |
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• Condado | Cornwall | |
• Parroquia | Westmoreland | |
Población (2010) | ||
• Total | 16 427 hab. | |
Huso horario | UTC-05:00 | |
Prefijo telefónico | 957 | |
Es una ciudad costera y posee una fortaleza, construida en el siglo XVIII para defender la ciudad de los piratas. Su población en el año 2010 asciende a 16.427 habitantes.[1]
Savanna-la-Mar se estableció originalmente como un asentamiento en la Jamaica española.[2]
En 1780, la ciudad fue completamente destruida por un poderoso huracán conocido como el huracán de Savanna-la-Mar.[3] Fue reconstruida, ya que el puerto era importante para el comercio de esclavos en el Atlántico, así como para el comercio de azúcar.[cita requerida]
Tras la abolición de la esclavitud en Gran Bretaña en 1833 y antes de su abolición en Estados Unidos en 1865, los funcionarios de las colonias caribeñas solían ordenar el interrogatorio de los esclavos cautivos en barcos estadounidenses que llegaban a puertos británicos en el Caribe. Se les daba la opción de quedarse en la colonia y trabajar para obtener su libertad, o permanecer cautivos en el barco que navegaba hacia Estados Unidos. En los casos del Enterprise en Bermudas en 1835 y del Creole en Nasáu entre 1841 y 1842, más de 200 personas esclavizadas obtuvieron la libertad (por medios desconocidos).[cita requerida] En al menos un caso, los residentes intervinieron y se arriesgaron para ayudar a otros a obtener la libertad. El 20 de julio de 1855, los jamaicanos abordaron el bergantín estadounidense Young America, que había llegado a Savann-la-Mar. Se enteraron de que el cocinero, un hombre llamado Anderson (alias Nettles), había escapado de la esclavitud y, por lo tanto, se le consideraba un fugitivo. Lo llevaron a tierra, donde logró obtener la libertad. (Abordó el barco con papeles de libertad a nombre de Nettles). Los magistrados jamaicanos no interfirieron. El cónsul de los Estados Unidos, R. Monroe Harrison (1768-1858), se quejó del incidente al gobierno colonial británico.[4] También publicó una carta en The New York Times unos días después en la que advertía a los capitanes de barco que no tuvieran a personas negras como parte de su tripulación en los barcos que llegaran a Jamaica, por el riesgo de perderlas.[5]