Sarah E. Myhre es una científica climática, divulgadora y activista por la justicia ambiental estadounidense. Es conocida por su enfoque feminista para la mitigación del cambio climático, y considera necesario que más mujeres lideren la lucha contra el cambio climático. Es fundadora y directora ejecutiva del Rowan Institute, una organización sin ánimo de lucro con sede en Washington D. C. que se enfoca en el liderazgo del cambio climático.[1][2]
Sarah Myhre | ||
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Información personal | ||
Nacimiento |
Siglo XX Washington (Estados Unidos) | |
Nacionalidad | Estadounidense | |
Educación | ||
Educada en | Universidad de California en Davis | |
Información profesional | ||
Ocupación | Científica y activista por el clima | |
Myhre obtuvo su doctorado en ecología en la Universidad de California en Davis, en 2014, estudiando paleo-oceanografía.[1] Su mentora fue Tessa M. Hill. Es investigadora principal en el Project Drawdown, donde investiga la extracción de carbono en el océano.[3] Además de su investigación en ciencias del clima, Myhre aboga por incluir las experiencias humanas y usar la empatía cuando habla sobre el cambio climático, argumentando que las perspectivas humanistas son importantes para abordar el cambio climático.[4][5][6] También aboga por un enfoque feminista de la ciencia del clima, llamando a un mayor liderazgo de mujeres científicas y activistas.[3][7][8][9][10] Myhre argumenta que la ciencia nunca ha sido apolítica, y no puede ser tratada como tal.[11]
En el transcurso de varios años, Myhre ha experimentado un fuerte acoso por su activismo climático.[7] También ha estado públicamente en desacuerdo con el científico climático Cliff Mass, lo que le ha implicado estar más sometida al acoso.[4] Según un post en Grist, Myhre escribió un artículo de opinión criticando el nombramiento de Scott Pruitt en el periódico The Seattle Times,[12] en el que Mass escribió un comentario calificándola de "idealista" y de "no ser una verdadera científica del clima".[13] Otros colegas le han advertido que el liderazgo público sobre el cambio climático es un "suicidio profesional".[5] También se la ha tildado de alarmista climática".[14]
En 2017, la revista Seattle Magazine la incluyó dentro del listado de las Seattleites más influyentes.[15] Al año siguiente, en 2018, la Academia Nacional de Ciencias la nombró Kavli Fellow.[2][16]