Santo contra las mujeres vampiro es una película de terror y acción mexicana de 1962, dirigida por Alfonso Corona Blake y protagonizada por El Santo, María Duval, Lorena Velázquez y Ofelia Montesco. Esta película fue presentada en 1995 en un episodio del Mystery Science Theater 3000.[1][2]
Santo contra las mujeres vampiro | ||
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Título | Santo vs. Las mujeres vampiro | |
Ficha técnica | ||
Dirección | Alfonso Corona Blake | |
Producción | Alberto López | |
Guion | Rafael García Travesí, Antonio Orellana, Fernando Osés | |
Música | Raúl Lavista | |
Sonido | Javier Mateos, Manuel San Fernando | |
Maquillaje | Román Juárez, María Teresa Sánchez | |
Fotografía | José Ortiz Ramos | |
Montaje | José W. Bustos | |
Escenografía | Roberto Silva | |
Efectos especiales | Juan Muñoz Ravelo | |
Protagonistas |
El Santo Lorena Velázquez Jaime Fernández María Duval Ofelia Montesco | |
Ver todos los créditos (IMDb) | ||
Datos y cifras | ||
País | México | |
Año | 11 de octubre de 1962 | |
Género | Terror | |
Duración | 90 minutos | |
Idioma(s) | Español | |
Compañías | ||
Productora |
Filmadora Panamericana, S. A. Churubusco-Azteca | |
Distribución | Azteca Films Inc. | |
Ficha en IMDb Ficha en FilmAffinity | ||
La historia se centra en una antigua congregación de mujeres vampiro que despierta tras siglos de letargo. Su sacerdotisa, Tundra, busca revivir a la reina Zorina mediante un ritual que requiere la sangre de Diana Orlof, una joven descendiente de la mujer destinada a ocupar el trono vampírico siglos atrás.[3] El padre de Diana, el profesor Orlof (un egiptólogo), acude en busca de ayuda de Santo, el enmascarado, quien desciende del hombre que impidió que la antepasada de Diana fuera convertida en vampiro.[4] Las vampiresas envían a sus esclavos, incluyendo luchadores muertos vivientes, para enfrentar a Santo y capturar a la joven. Gracias a unos antiguos pergaminos que Orlof logra descifrar, Santo descubre la ubicación del castillo donde se ocultan las vampiras. En el clímax, Santo se interna en la guarida para rescatar a Diana y consigue derrotar tanto a Tundra como a sus secuaces, prendiéndoles fuego y acabando con la amenaza vampírica.[5]
El filme marcó el inicio de una nueva etapa en la carrera fílmica de El Santo, bajo un contrato de exclusividad para rodar cuatro películas con el productor Alberto López. Fue la primera de esa serie producida por la compañía Panamericana, el rodaje inició el 3 de enero de 1962 en los Estudios Churubusco de la Ciudad de México.[7] El guion fue escrito por Rafael García Travesi (sobre una historia desarrollada junto a Antonio Orellana y Fernando Osés), y la dirección recayó en Alfonso Corona Blake. Con el propósito de elevar la calidad de la producción, se contrató al reconocido director de fotografía José Ortiz Ramos y al compositor Raúl Lavista, responsable de la banda sonora. Lavista incorporó arreglos de piezas clásicas en la música de la película, incluyendo fragmentos de “Claro de Luna” de Beethoven, “El Danubio Azul” de Johann Strauss y la melodía “Sonata de amor” de Mario Álvarez. La película se filmó principalmente en estudio y se estrenó el 11 de octubre de 1962 en el cine Mariscala de la Ciudad de México.[8]
Corona Blake aportó su experiencia previa en el cine de terror al proyecto, habiendo dirigido antes cintas como La mujer y la bestia (1958) y El mundo de los vampiros (1960).[9] Su familiaridad con la temática fantástica contribuyó a dotar a Santo contra las mujeres vampiro de una atmósfera gótica eficaz y de secuencias insólitas poco comunes en el cine de luchadores de la época. El director, que había ganado prestigio inicial con el drama El camino de la vida (1956), aprovechó aquí convenciones clásicas del cine de vampiros (niebla, criptas, personajes aristocráticos malignos) integrándolas con la acción de lucha libre para crear un producto híbrido accesible al público popular.[10]
En su estreno, Santo contra las mujeres vampiro tuvo éxito comercial, permaneciendo dos semanas en cartelera en el cine Mariscala y generando importantes ingresos de taquilla. Fue la primera película de El Santo que logró sostenerse tanto tiempo en su sala de estreno, señal del interés que despertó en la audiencia por ver al luchador en la pantalla grande. La crítica contemporánea mexicana la reconoció como una propuesta entretenida dentro del cine de terror, y años más tarde su valoración ha crecido hasta considerarse de culto.[11]
Con el tiempo, la película llegó a ser vista como “una de las más emblemáticas del cine mexicano”, inspirando a muchas otras cintas de luchadores que la han imitado. El historiador de cine Rafael Aviña elogió el trabajo de Corona Blake al unir lo fantástico a la lucha libre para crear un universo ligado a la tradición del cine gótico de los 50 y 60, lo que le valió reconocimiento internacional en su momento. La combinación de horror y acción pulp le ha ganado reseñas retrospectivas positivas por su ingenio dentro de las limitaciones de presupuesto, y su estatus se ha afianzado gracias a exhibiciones especiales y homenajes. En 1965, la cinta se proyectó en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián.[12]
Santo contra las mujeres vampiro consolidó la fórmula de enfrentar a los héroes de lucha libre contra criaturas sobrenaturales, una mezcla de géneros que sería explotada en numerosas producciones posteriores del cine mexicano.[13] La película permitió a El Santo incursionar plenamente en las convenciones clásicas del cine de vampiros, insertándolo en una tradición que remontaba a los clásicos de Murnau, Browning y Terence Fisher, pero adaptada al gusto local con elementos de acción y lucha libre. Su éxito impulsó la popularidad del personaje de Santo como icono cinematográfico nacional y demostró que el público respondía con entusiasmo a estas tramas híbridas de terror y aventura.[14] Prueba de ello es que tras este filme se produjeron muchas secuelas espirituales y continuaciones dentro del género de luchadores vs. monstruos.
En 1970 se estrenó La venganza de las mujeres vampiro, una secuela directa en la que El Santo vuelve a enfrentarse a un aquelarre de vampiresas resucitadas, esta vez bajo la dirección de Federico Curiel. [15]