Roma locuta, causa finita es una paremia latina que en español significa literalmente: «Roma ha hablado, el caso está cerrado».
Se usa para indicar que un determinado asunto ha sido zanjado por alguien que tiene una autoridad inapelable.[1]
El origen de esta frase lo encontramos en San Agustín de Hipona (354-430). Para cerrar la controversia pelagiana, el Papa Inocencio I condenó esa herejía con tal rotundidad en el año 417, que motivó a San Agustín de Hipona a pronunciar[2] esta frase famosa el 23 de septiembre de 417 en su sermón número 131.10:[3]
«...iam enim de hac causa duo concilia missa sunt ad sedem apostolicam; inde etiam rescripta venerunt; causa finita est.» (...sobre este asunto, ya dos Concilios enviaron mensaje a la Sede Apostólica, la cual devolvió respuesta. El caso está cerrado.)[3][4]
Esta frase tuvo gran difusión y es citada frecuentemente manteniendo su forma latina, y en algunos casos desautomatizada —adaptada al contexto— como vemos en los siguientes ejemplos: