Rolando María Rivi (Castellarano, Reggio Emilia, 7 de enero de 1931 - Monchio, Módena, 13 de abril de 1945) fue un seminarista italiano.[1]Durante su corta vida se distinguió por su devoción y amor a Jesucristo, recibiendo frecuentemente la eucaristía y confesándose regularmente. Estaba estudiando para ser sacerdote, vistiendo con orgullo su sotana para afirmar su pertenencia a Cristo y a su iglesia.[2]Fue asesinado hacía el final de la Segunda Guerra Mundial por los partisanos comunistas acusado falsamente de colaborar con los fascistas, aunque en realidad era por odio a la fe.[3][4]
Beato Rolando Rivi | ||
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Información personal | ||
Nacimiento |
7 de enero de 1931 Castellarano (Italia) | |
Fallecimiento |
13 de abril de 1945 Monchio (fr) (Italia) | (14 años)|
Causa de muerte | Homicidio | |
Sepultura | Emilia-Romaña | |
Religión | Iglesia católica | |
Información religiosa | ||
Festividad | 29 de mayo | |
Rolando fue el segundo de los tres hijos de Roberto Rivi (1903-1992) y Albertina Canovi (1907-1989); fue bautizado el 8 de enero por el párroco Luis Lemmi[4], consagrándolo su padre a la Virgen del Carmen. Sus dos hermanos eran Guido (1929-2018) y Rosana (1936).
Su lugar de nacimiento San Valentino de Castellarano se encontraba en las estribaciones de los Montes Apeninos, entre los ríos Secchia y Tresinaro. Sus abuelos paternos Alfonso Rivi y Ana Ferrari, se habían mudado a Levizzano-Baiso para trabajar la tierra y desde la década de 1920 vivían en una gran casa llamada "Pogiolo" con sus nueve hijos, de los cuales Roberto era el mayor.[3]
Rolando creció siendo educado en la fe católica gracias a la influencia de su madre y al ambiente religioso de su parroquia. Asistía a misa junto a su padre cada mañana antes de ir a trabajar al campo.[1] Le gustaba mucho la música, cantando y tocando el armonio. Su exuberancia y vivacidad a menudo no eran entendidos por sus padres, pero su abuela Ana, percibía su buen carácter, diciendo en una ocasión:
¡Rolando se convertirá en un bribón o en un santo! No puede andar por el camino intermedio.[4]
Según una biografía difundida por la parroquia de Pieve San Valentino, se relata que en una ocasión, durante la celebración de la Navidad, Rolando Rivi llevó una bolsa al pesebre y exclamó que allí estaban sus pecados, comprometiéndose a ofrecer virtudes en el año siguiente.[5]
En 1937, comenzó a asistir a la escuela. Fue admitido para recibir la primera comunión casi de inmediato, ya que se encontraba entre los niños mejor preparados y tenía deseos de hacerlo.[1] Esto tuvo lugar el 16 de junio de 1938, en la festividad del Corpus Christi. Rolando cambió después de ese evento: si bien se mantuvo amable y enérgico, se volvió más maduro y responsable, un cambio que se acentuó tras recibir la confirmación el 24 de junio de 1940 de manos del obispo de Reggio Emilia, Eduardo Brettoni.
Su párroco, Olinto Marzocchini (1888-1972), se convirtió en su maestro y padre espiritual. Rivi hacía el Sacramento de la penitencia cada semana y cada mañana se levantaba para asistir a misa y recibir la eucaristía.[2] A los 11 años, comunicó a su familia su deseo de ser sacerdote. Sus padres aceptaron su decisión, y tras completar la escuela, comenzó sus estudios eclesiásticos en un seminario en Marola, Carpineti, el 1 de octubre de 1942.[1][4] El día de su entrada dijo:
Ahora también yo quiero ser soldado y defensor de Jesús, amarlo, honrarlo con mi vida.
Como era costumbre, vistió la sotana desde su ingreso al seminario y se enorgullecía de usarla, considerándola un signo de su pertenencia a Cristo. Su mentor espiritual en aquel entonces fue Alfredo Castagnetti. Llegó a leer muchos relatos sobre las misiones, fascinándole la vida del mexicano Miguel Pro (ahora beato), jesuita fusilado en 1928 por orden del gobierno anticristiano, deseando partir a lejanas misiones para evangelizar a quienes todavía no han oído hablar de Jesús.
En junio de 1944, tras la ocupación de Italia por los nazis, los superiores del seminario clausuraron el establecimiento y regresó a casa, pero siguió llevando su sotana. Debido al creciente sentimiento antirreligioso en la zona y los incidentes de violencia contra personas relacionadas con la iglesia, sus padres se preocuparon por él y le pidieron que ya no la usara. Sin embargo, Rolando se negó y siguió usándola, incluso durante las vacaciones y los calurosos meses de verano.[1][3] Les dijo a sus padres:
Estoy estudiando para ser sacerdote y esta ropa es la señal de que pertenezco a Jesús. [ 5 ]
Ejercía una influencia en los jóvenes seminaristas retirados a San Valentino, a quienes anima a seguir su ejemplo en el estudio del latín. Por su madurez, hace las veces de jefe de fila de la juventud católica del municipio.
En la mañana del 10 de abril de 1945, cerca del final de la guerra, Rolando ofició misa y luego regresó a casa para recoger algunos libros antes de ir al bosque, que era uno de sus pasatiempos. Sin embargo, un grupo de partisanos comunistas lo secuestró. Al mediodía, sus padres al ver que no regresaba se preocupados y fueron al bosque para buscarlo. Allí encontraron sus libros esparcidos y una nota que decía: No lo busquen. Viene con nosotros un ratito.[3]
Los partisanos acusaron a Rolando de colaborar con los fascistas para derrotarlos, siendo golpeado e insultado, despojándolo de su sotana, lo que lo perturbó profundamente.[1] Lo llevaron a una granja a unos 25 kilómetros de distancia, que servía de escondite a los partisanos, y lo encerraron en la pocilga.[2] Durante tres días los hombres lo golpearon en las piernas con su propio cinturón mientras decían blasfemias contra el sacerdocio y la Iglesia. Al llevar encima una pequeña suma de dinero, que había ganado como sacristán, interpretan que es el precio de su traición pagado por el ocupante nazi. Rolando lo niega todo. Algunos partisanos querían liberar al muchacho, debido a que era solo un niño, pero el veredicto fue que debía morir. A quienes dudaron se les dijo: Cállense o correrán la misma suerte.[4]
El 12 de abril, el comandante de la Brigada Garibaldi dijo: Mañana un sacerdote menos. A día siguiente Rolando fue llevado a una fosa poco profunda que habían cavado y lo obligaron a arrodillarse en el borde. Llorando pidió clemencia, pero al ver lo que iba a pasar, le pidió a los partisanos: Denme tiempo para rezar por mi padre y mi madre. Lo lanzaron a la fuerza a la fosa y mientras rezaba, dos partisanos dispararon cada uno con sus pistolas. Murió instantáneamente de un disparo en el corazón y otro en la sien izquierda.[3][4] Eran poco más de las tres de la tarde. Los hombres lo enterraron e hicieron una bola con su sotana, a la que usaron como balón de fútbol antes de abandonarla en la puerta de una casa al azar. La noche del 14 de abril, el sacerdote Alberto Camellini (1919-2009), párroco de San Valentino, junto con el padre fueron a Farneta, ciudad donde tiene su sede el tribunal de los partisanos de la región; pero nadie sabe nada. Finalmente, encuentran al comandante del batallón Frittelli, a quién le exigieron noticias sobre Rolando, él les anuncia fríamente: Hemos matado a Rivi en Piane de Monchio, porque era un espía. Fueron llevados a la granja, se encuentran con el comisario político, quien empieza negándolo y luego confiesa: He sido yo quien lo ha matado, pero tengo la conciencia perfectamente tranquila: era un espía al servicio de los alemanes; los había llevado dos veces hasta nuestros campamentos, los llevó a la tumba. El sacerdote cavó la fosa y encontró el cadáver de Rolando, estaba vestido solamente con una camisa y un par de calcetines, vieron que estaba cubierto de hematomas, con las dos heridas fatales a la vista. El padre tomó a su hijo de los brazos y lloró, posteriormente Camellini lavó su cara y lo depósito en un sencillo ataúd. El 15 de abril, fue enterrado provisionalmente en un cementerio vecino. Un mes después su cuerpo fue exhumado, siendo trasladado a San Valentino rodeados por centenares de jóvenes al difunto. Tras su funeral, fue enterrado en el cementerio de San Valentino el 29 de mayo. Sobre su tumba, su padre ha mandado inscribir estas palabras:
Descansa en la luz y en la paz, tú que fuiste apagado por el odio y las tinieblas.
El padre y el hermano de Rolando investigaron su muerte y lograron localizar a sus asesinos y llevarlos a juicio, donde salió a la luz los motivos de su ejecución:
Por su conducta piadosa e irreprochable, por su celo en la práctica de la fe, el seminarista Rolando Rivi… fue para la juventud local un ejemplo edificante de virtudes cívicas y cristianas… Su captura y represión, por lo tanto, tuvo como motivo y efecto la eliminación permanente de un obstáculo efectivo para la penetración de la doctrina comunista entre la juventud… El pretexto de los asesinos de que Rolando era un espía había sido inventado para las necesidades de la causa.[6]
En 1951, el Tribunal Penal de Lucca declaró culpables a José Corghi (1919-1998) (autor del primer disparo), y a Delciso Rioli (1922-1996) (comandante partisano), del asesinato de Rolando, condenándolos a 23 años de prisión. La sentencia fue confirmada por el Tribunal de Apelaciones de Florencia y, posteriormente, por el Tribunal Supremo en 1952, siendo la pena final impuesta de 22 años, aunque sólo cumplieron 6 años gracias a la amnistía de Togliatti.[3]
Dado que la tumba de Rolando se había convertido en lugar de peregrinación, el 26 de junio de 1997 fue nuevamente exhumado y trasladado en una solemne ceremonia a la iglesia de San Valentino en su natal Castellarano, en la provincia de Reggio Emilia, donde descansa hasta la actualidad. En su lápida esta escrita Io sono di Gesù (yo soy de Jesús) una frase que él repetía muy frecuentemente.
Rivi se hizo famoso en su ciudad y alrededores por su santidad y su profunda e inquebrantable fe en Jesucristo. Se le recordaba sobre todo por su amor a la sotana, que representaba su amor a Cristo y la Iglesia. Su figura se hizo más conocida en el 2001 tras darse a conocer que el niño inglés James Blacknall (n. 1998) se curó de leucemia el 4 de abril del 2001, tras colocarse bajo su almohada una reliquia de cabello y sangre de Rivi, rezando una novena.[2]
L'Osservatore Romano publicó dos artículos sobre Rivi: el 12 de abril de 2000 y el 16 de enero de 2004.
El proceso de beatificación se inició bajo el Papa Benedicto XVI el 30 de septiembre de 2005, siéndole concedido el título de Siervo de Dios. La fase diocesana concluyó poco después, el 24 de junio de 2006. Toda la documentación se remitió a las autoridades competentes en Roma, quiénes la revisaron y confirmaron los procedimientos previos. La postulación compiló y envió el expediente de la Positio a la Congregación para las Causas de los Santos en 2010. La aprobación teológica del expediente se concedió el 18 de mayo de 2012 y la de la CCS el 8 de enero de 2013.[6]
El papa Francisco declaró que Rolando Rivi fue asesinado "in odium fidei" (por odio a la fe) y por lo tanto, firmó el decreto de beatificación el 27 de marzo de 2013. Fue beatificado en Módena el 5 de octubre de 2013 en una misa solemne presidida en el estadio PalaPanini por el cardenal Ángel Amato en nombre del papa, ante casi 20.000 personas.[3]
La postuladora actual de la causa es Francisca Consolini.
El 15 de abril de 2018, en el 73.º aniversario del martirio de Rivi, la señora Meris Corghi, hija de José Corghi, en presencia del obispo de Reggio Emilia-Guastalla Massimo Camisasca, estrechó la mano de su hermana Rosana y de los demás familiares vivos del mártir, lanzando un mensaje de paz y unidad para el fin de todas las guerras:
La memoria litúrgica del Beato Rolando se celebra el 29 de mayo, día de su traslado al cementerio de San Valentino en 1945. Se celebra en todo el mundo y en Filipinas existe un grupo de "amigos de Rolando". Las reliquias del joven seminarista están esparcidas por todo el mundo, generalmente fragmentos del ataúd donde se guardó su cuerpo.[10]
El 13 de abril de 2024, 79° aniversario de su asesinato, la tumba de Rivi en Castellarano recibió el homenaje del Ministro de Cultura italiano Genaro Sangiuliano.[11]