Roberto Quintanilla Pereira (1928-Hamburgo, 1 de abril de 1971) fue un oficial de inteligencia boliviano. Fue jefe de inteligencia del Ministerio del Interior del presidente René Barrientos Ortuño y en ese papel participó en la captura y ejecución del Che Guevara en 1967. En 1969, fue responsable de la tortura y muerte del líder del Ejército de Liberación Nacional (ELN), Guido Álvaro Peredo Leigue. Nombrado cónsul general en Hamburgo, fue asesinado allí por Monika Ertl.
Roberto Quintanilla | ||
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Información personal | ||
Nacimiento | 1928 | |
Fallecimiento |
1 de abril de 1971 Hamburgo (Alemania Occidental) | |
Causa de muerte | Homicidio | |
Nacionalidad | Boliviana | |
Educación | ||
Educado en | Instituto del Hemisferio Occidental para la Cooperación en Seguridad | |
Información profesional | ||
Ocupación | Oficial de inteligencia | |
Nacido en 1928, llegó a ser jefe de inteligencia en el Ministerio del Interior durante el gobierno del presidente boliviano René Barrientos Ortuño.[1] Estuvo vinculado a la Agencia Central de Inteligencia estadounidense y estudió en la Escuela de las Américas, administrada por Estados Unidos, en Panamá.[2][3]
Jugó un papel en la operación que condujo a la captura y ejecución en 1967 del guerrillero marxista Che Guevara.[4] Fue él quien ordenó la extracción de las manos de Guevara para tomarle huellas dactilares y la confección de una máscara mortuoria de su rostro en yeso.[3] Por su papel en la operación, fue ascendido a teniente coronel.[2] En 1969 fue responsable de la tortura y ejecución del líder del Ejército de Liberación Nacional (ELN), Guido Álvaro Peredo Leigue.[2][5] Ese mismo año, medios de comunicación de la época lo vincularon con la muerte del presidente Barrientos en un accidente de helicóptero.[5]
Posteriormente fue nombrado cónsul general de Bolivia en Hamburgo, Alemania.[4] El 1 de abril de 1971, había terminado su período de mandato pero permaneció en el consulado en el 125 de Heilwigstrasse para entregar el cargo a su sucesor, antes de regresar a Bolivia.[5] Más tarde ese mismo día, la agente del ELN Monika Ertl ingresó al consulado, haciéndose pasar por una folclorista australiana que buscaba una visa para viajar a Bolivia.[2][6] Quintanilla ingresó a Ertl en su oficina, y tras enviar a su traductor a buscar algunos folletos turísticos, Ertl sacó un revólver Colt Cobra .38 y le disparó tres veces en el pecho. Después de un breve altercado con la esposa de Quintanilla, Ertl escapó; Quintanilla murió poco después.[2][7]
El ELN se atribuyó el asesinato y lo calificó como una venganza por la muerte de Peredo. En ese momento, los medios de comunicación pusieron en duda esta afirmación, pues se consideraba que el ELN era relativamente ineficaz.[5] El arma utilizada en el asesinato había sido comprada ilegalmente por Giangiacomo Feltrinelli en Milán unos años antes.[8] El exnazi y colaborador de la dictadura boliviana Klaus Barbie dispuso la repatriación de sus restos y la entrega de sus cenizas a su esposa. Barbie era un antiguo compañero del padre de Ertl, Hans Ertl, y la había visitado en Bolivia.[2] Monika Ertl estaba planeando secuestrar a Barbie cuando fue asesinada por la policía boliviana en 1973.[2][6] Se ha descrito a Quintanilla como víctima de la «maldición del Che», una serie de muertes y otras consecuencias negativas que se dice recayeron sobre aquellos implicados en su captura y ejecución.[9]