Riezu (Errezu en euskera y cooficialmente) es una localidad española del municipio del Valle de Yerri (Navarra). Se sitúa al Este del municipio, sobre el río Ubagua.[1] Contaba con 125 habitantes en 2017.
Riezu
Errezu | ||
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localidad y concejo de Navarra | ||
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Ubicación de Riezu en Navarra | ||
País |
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• Com. autónoma |
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• Provincia |
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• Merindad | Estella | |
• Comarca | Tierra Estella | |
• Valle | Yerri | |
• Partido judicial | Estella | |
• Municipio | Valle de Yerri | |
• Mancomunidad | Mancomunidad de Montejurra | |
Ubicación | 42°45′42″N 1°57′04″O / 42.76166667, -1.95111111 | |
• Altitud | 520 m | |
Población | 115 hab. (INE 2024) | |
2001 | 2002 | 2003 | 2004 | 2005 | 2006 | 2007 | 2008 | 2009 | 2012 | 2013 | 2014 | 2015 | 2016 | 2017 | 2018 | 2019 | 2020 | 2021 | 2022 | 2023 |
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107 | 119 | 126 | 122 | 116 | 113 | 120 | 120 | 116 | 115 | 112 | 115 | 117 | 122 | 125 | 124 | 120 | 115 | 121 | 121 | 119 |
En su término se localiza el yacimiento arqueológico de la llamada cueva del Nacedero. Se trata de un yacimiento arqueológico en cueva situado en el paraje de Arbioz, al norte del nacedero de Ubagua, en término de Riezu. Los restos antropológicos y cerámicos recuperados en las galerías interiores atestiguan su empleo con fines sepulcrales durante la Edad del Bronce.
Riezu fue en el siglo XI centro de uno de los distritos o “tenencias” del reino: lo rigieron, junto con Funes, García Fortuñones (1024-1039) y Fortún Aznar (1045-1060). Aparece entonces en la documentación con las grafías “Arriezu” e incluso “Arrieso”. Como villa de señorío realengo debía en 1280 una pecha anual de 500 sueldos, incluidos probablemente los provechos de las heredades compradas por Teobaldo I (1252) a las benedictinas de Marcilla. Carlos II de Navarra dio sus rentas a perpetuidad (1368) a Beltrán Vélez de Guevara, señor de Oñate, junto con las de Etayo y Oco, pero al año siguiente éste enajenó el lugar, como pago de las 1.000 doblas que el señor de Oñate le debía, a Miguel Pérez de Ciriza, a cuya muerte se reintegró al patrimonio de la Corona. Poseyeron heredades en su término el Monasterio de Santa María la Real (Irache) desde el siglo XI y los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén desde el siglo XIII.
En 1427, con motivo de un reparto concedido al rey por las Cortes de Navarra, por todo el reino se preparó un apeo de fuegos (casas habitadas), y en el valle se redactó el Libro de fuegos del valle de Yerri, en el que la localidad de Riezu (aparece escribo como Reçu) aparece tasada en 13 sueldos. Otro apeo para el reparto de imposiciones, en este caso de manera extraordinaria, se preparó en enero de 1647, ordenado por el virrey y capitán general del reino de Navarra, Luis de Guzmán Ponce de León, en el que en Riezu aparecen un palacio admitido como tal y 30 casas habitadas: 15 de vecinos propietarios, 6 de vecinos sin propiedad y 9 de moradores.
En la Edad Moderna, Riezu se vio implicado en las guerras que se desarrollaban en la península ibérica, como por ejemplo la guerra de sucesión española (1701-1715), en la que Navarra tomó partido por uno de los aspirantes al trono , Felipe V de España. Fueron numerosos los reclutamientos necesarios para desarrollar la guerra, que se repartían entre los habitantes varones del valle y su armamento declarado, y en el del 30 de junio de 1706, la localidad de Riezu se vio obligada a proporcionar 30 hombres, 3 mosquetes y 1 Arcabuz de chispa.[3]
En 1726 se preparó otro apeo en el que se hacía un listado de casas habitadas y de la condición de sus moradores. La parte correspondiente a Riezu se redactó el 18 de noviembre de ese año, y en ella aparecen 39 casa, con 23 vecinos propietarios, incluido un Palacio, 13 propietarios habitantes, incluso cuatro molinos y dos casas que no se habitaban.[4]
El 22 de mayo de 1794 la Diputación navarra envió una carta al valle ordenando que enviase "noticia puntual de todos los hijosdalgo que hubiese en este valle, así solteros como casados y viudos desde la edad de diez y seis años hasta la de cinquenta, ambos cumplidos". En el listado enviado, aparecían 9 hidalgos en Riezu, de un total de 172 en todo en valle.[5]
En 1795, después de la guerra de la Convención contra Francia, se reunieron Cortes en Navarra, decidiendo realizar un nuevo apeo de personas de todo el Reino, que se efectuó el 7 de marzo de 1796, y comprende un exhaustivo repaso a cada una de las casas habitadas de todos los pueblos del valle (quién vivía, su condición y su edad). En el caso de Riezu, aparecen 43 casas, incluyendo los dos molinos que existían, y los nombres de los 19 hidalgos de la localidad.[6]
Otro momento conflictivo de la historia se vivió durante el Trienio Liberal, con continuos enfrentamientos entre el gobierno liberal y la oposición absolutista. El 20 de julio de 1821, por orden de las cortes, el valle de Yerri se dispuso a alistar a todos los mozos de entre 18 y 36 años, de los 22 pueblos y 4 caseríos que lo componían. En el averiguamiento consiguiente en Riezu aparecen 16 mozos, incluyendo 3 tonsurados.[7]
También las sucesivas guerras carlistas afectaron gravemente a la vida de las localidades del valle, pues debían satisfacer las necesidades de suministros de uno o de los dos ejércitos en liza. Por ejemplo, durante la primera guerra carlista, el 24 de febrero de 1837 los comisionados Juan Antonio Unzué (por Alloz) y Blas Martínez de Landa (por Riezu), junto con el escribano Román de Arbizu, atendieron a la petición de la Junta Gubernativa carlista de proporcionar alimentos para sus tropas, y en el correspondiente reparto, Riezu tuvo que aportar suministros por valor de 10561 reales y 1 Maravedí:
En 1802 había en su término 5 molinos movidos por las aguas del río, la cosecha era de 4000 robos de cereal y 3000 cántaros de vino, viviendo en el lugar 209 personas. También existía un establecimiento para la venta de tabaco.[9]
En 1847 tenía escuela, dotada con 1.200 reales; servían la iglesia un párroco, presentado por los vecinos, y un beneficiado, cuya provisión correspondía al párroco o al rey según el mes en que se daba la vacante; funcionaban tres molinos harineros y dos de aceite. A comienzos del siglo XX quedaba uno de los de harina y había otros dos que molturaban habas, maíz y otros granos para alimento del ganado.
La parroquia de Nuestra Señora de la Asunción es edificio gótico del siglo XIV con ancha nave de tres tramos y cabecera pentagonal. Las diferentes reformas que la iglesia sufrió hasta el siglo XIX han transformado su aspecto original, aunque todavía se conservan las bóvedas primitivas de la cabecera y tramo inmediato de la nave, gallonada y de crucería respectivamente. En ambas aparecen unos potentes nervios pentagonales que descargan en columnas de igual sección con capiteles decorados a base de cabezas. Las restantes cubiertas del templo son bóvedas de terceletes y, a pesar de que siguen modelos del siglo XIV, debieron construirse posteriormente a juzgar por la poca robustez de sus nervios. Es posible que se erigieran a comienzos del siglo XVII, pues se sabe que en 1609 efectúa algunos reparos en las cubiertas el carpintero de Iruñela, Miguel de Labayen, aunque también se hacen otros en 1820, en esta ocasión a cargo del cantero Diego Antonio Goñi. Estas bóvedas apoyan igualmente en columnas, pero cortadas a mitad del muro, con capiteles de tema vegetal.
Por el lado del Evangelio se emplazan dos capillas comunicadas entre sí y de disposición irregular con sendas bóvedas de arista, que datan de comienzos del siglo XVII. La capilla de San José, fundada por Cayetano Remírez de Ganuza, queda en el lado contrario de la iglesia. Construcción barroca de finales del siglo XVII, tiene planta cuadrada con cúpula, insinuándose un esquema cruciforme a través de unos amplios arcos de medio punto. Sus muros llevan pilastras y cornisa de tacos y la cúpula se decora con vistosas yeserías en forma de roleos. El exterior muestra una sólida fábrica de sillería con contrafuertes diagonales en cabecera y pies, destacando en el muro de la Epístola la portada gótica del siglo XIV. Es apuntada y abocina en seis arquivoltas terminadas en arco conopial con remate de motivos vegetales y un Calvario superior; las columnillas baquetonadas ofrecen capiteles de hojarasca, incluyendo además una Epifanía y escenas de vendimia.
El interior del templo está presidido por un retablo mayor rococó, típico de la segunda mitad del siglo XVIII. Su traza, de quebrados elementos arquitectónicos, se articula por grandes columnas estriadas con placas adventicias, que componen tres calles. En la central se localiza el grupo de la Asunción, titular de la parroquia. De idéntica cronología es el retablo del Rosario, aunque la talla de la Virgen es una obra romanista de hacia 1600. Mención especial merece el retablo de la capilla de San José, obra barroca fechable en torno a 1700, con columnas de estrías en zig-zag dispuestas en distintos planos y una exuberante decoración de follajes aristados que hacen de él una composición aparatosa y rica. Alberga las tallas de San José y la Inmaculada, así como los lienzos de San Joaquín y Santa Ana. En el tesoro parroquial sobresale un copón de plata de la primera mitad del siglo XVII con decoración bajorrenacentista. De idéntica cronología es un ostensorio de plata dorada.
Fuera del núcleo urbano y a orillas del río Salado se emplaza la ermita de San Blas, edificio rústico de planta rectangular construido en mampostería rústica que presenta una puerta adintelada en el lado de la Epístola y cubierta a dos aguas.
Frente a la parroquia se alza el magnífico palacio de Riezu, perteneciente a los Remírez de Ganuza, cuyas estructuras más antiguas se remontan al siglo XVI, aunque el edificio actual se estaba construyendo en 1629 por el maestro vecino de Estella Martín de Sartaguda. Forma un imponente bloque de sillería, marcadamente horizontal, que comprende dos cuerpos y ático. Tiene en el centro un amplio portal adintelado y sobre él, balcón de idéntico esquema, encuadrado por aparatosos blasones, fechables en los últimos años del siglo XVII. Con este edificio forma conjunto un torreón cúbico, labrado en sillar y sillarejo.
Dos escudos de piedra sirven de marco al vano central del cuerpo noble. El de la izquierda reproduce las cinco torres de las armas de los Remírez de Ganuza sobre mascarón interior, cartelas de cuero retorcidos con follaje y yelmo por timbre. El segundo escudo presenta bordura idéntica al anterior; su campo es cuartelado con dos calderos en el primero, semicortado el segundo con tres fajas y dos calderos, y ajedrezado el tercero. El cuarto cuartel, semicortado también, presenta la parte superior partida por la mitad izquierda semicortada, distribuyéndose sucesivamente dos lobos pasantes, uno y dos lobos pasantes y una sirena entre dos cirios portando espejo y peine.,
Otros palacios o casonas de los siglos XVI y XVII se conservan en la villa, la mayoría de ellos de grandes dimensiones y hermosas fachadas de sillar o mampostería.