Recitar cantando es la expresión italiana que designa el nuevo estilo de canto con que fueron compuestas las primeras óperas, a principios del siglo XVII. Con ello se buscaba, entre otras cosas, el renacimiento de la tragedia griega, interpretándose a finales del siglo XVI que las tragedias griegas eran cantadas en toda su extensión, ya fuera por los personajes o por el coro.
La expresión fue utilizada por primera vez en el subtítulo del frontispicio y la «advertencia al lector» de la Rappresentatione di anima e di corpo (1600) de Emilio de' Cavalieri.[1] La advertencia fue probablemente escrita por Alessandro Guidotti, que se ocupó de su preparación para la imprenta (de' Cavalieri era noble, y la costumbre exigía que la gente de su clase delegara en otros ese tipo de actividad), pero la crítica concuerda en que lo escrito refleja fielmente las ideas de De' Cavalieri[2] Después de la introducción, el primer párrafo de la advertencia se titula pues Avvertimenti per la presente Rappresentatione, à chi volesse farla recitar cantando (advertencia para la presente representación, para quien la quiera recitar cantando), y el segundo párrafo, Avvertimenti particolari per chi cantarà recitando: et per chi suonarà.'.[3]
Este nuevo estilo, nacido en los ambientes de la más alta aristocracia romana y florentina, explotaba las posibilidades expresivas ofrecidas por la monodia accompagnata, y se contraponía claramente a la polifonía, generalmente a cinco voces, de un género por otra parte igual de culto y elitista[cita requerida] como era el madrigal. Debe tenerse en cuenta que ya a partir del Orfeo de Monteverdi (1607) el recitar cantando se había ido diferenciando plenamente en lo que luego se denominaría arioso, aria, y recitativo.