Raoul Walsh (Albert Edward Walsh, Nueva York, 11 de marzo de 1887-Simi Valley, de California, 31 de diciembre de 1980) fue un director de cine estadounidense. A lo largo de su trayectoria, dirigió más de un centenar de películas de los géneros más diversos, aunque destacó sobre todo como director de películas de aventuras.
Raoul Walsh | ||
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Walsh en 1916. | ||
Información personal | ||
Nombre de nacimiento | Albert Edward Walsh | |
Nacimiento |
11 de marzo de 1887 Nueva York, del Estado de Nueva York (Estados Unidos) | |
Fallecimiento |
31 de diciembre de 1980 (93 años) Simi Valley, de California (Estados Unidos) | |
Causa de muerte | Enfermedad cardiovascular | |
Sepultura | Assumption Catholic Cemetery | |
Nacionalidad | Estadounidense | |
Lengua materna | Inglés | |
Familia | ||
Cónyuge | Miriam Cooper (1916-1926) | |
Información profesional | ||
Ocupación | Director de cine, actor, guionista, actor de cine, productor de cine y realizador | |
Años activo | 1909-1964 | |
Distinciones |
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Era hijo de Thomas Walsh y de Elizabeth Brough descendiente de emigrantes irlandeses con antepasados españoles.[1] Como su contemporáneo Howard Hawks, Walsh era conocido por "no haber dejado jamás que la realidad estropeara una buena historia" y así Leonard Maltin describió la autobiografía del director como una «ficción divertida con eventualmente algunas concesiones a la verdad». Así pues, aunque cuenta que a finales de la década de 1870 su padre Thomas Walsh vino a los Estados Unidos emigrado en compañía de tres hermanos desde su tierra natal, Irlanda, no parece que haya que prestar mucho crédito a su afirmación de que lo hicieron al haberse fugado de la prisión donde estaban encerrados por los ingleses por actividades subversivas ni tampoco a la de que Raoul fue marinero en Cuba, vaquero del Oeste y trabajador en un circo; estos cuentos chinos recuerdan a los que muchos directores de Hollywood contaban entonces sobre sus orígenes, por ejemplo Michael Curtiz: maravillar no solo era bueno para el negocio, sino el negocio mismo.[2]
Lo cierto es que el inquieto Raoul Walsh tuvo una infancia feliz en Nueva York, donde fue amigo de la ilustre familia actoral Barrymore: John Barrymore recordó haber pasado mucho tiempo leyendo en la biblioteca de la familia Walsh en su juventud. Walsh estudió en el Seton Hall College, una prestigiosa universidad católica de Nueva York, y en 1909, comenzó su carrera en el mundo del espectáculo como actor de teatro (su hermano George Walsh fue también actor y lo introdujo en esa esfera); asistió a un curso de arte dramático con Paul Armstrong y fue un profundo conocedor de la obra de Shakespeare. Rápidamente se convirtió en intérprete cinematográfico, al trasladarse a Hollywood en Los Ángeles. Su carrera cinematográfica estuvo entonces vinculada a una de las primeras firmas norteamericanas, la Biograph Company, donde debutó como actor a las órdenes de David W. Griffith.
En 1912 debutó en la dirección, con la película Life of Villa, en la que el revolucionario mexicano Pancho Villa se interpretó a sí mismo. Poco después dirigió una secuencia de otro filme muy similar, La vida del general Villa; esta vez, el personaje de Pancho Villa fue interpretado por Walsh.
En 1914 empezó a trabajar como asistente de dirección de D.W. Griffith, e interpretó el papel del asesino de Lincoln en el clásico El nacimiento de una nación (1915). Siguió con él incluso después de estrenar como director en 1916 His return ("Su retorno"). Su trabajo con Griffith llamó la atención de la Fox Film Company (futura 20th Century Fox), que lo contrató ese mismo año. Durante su época en el cine mudo, Walsh solía escribir los guiones de sus películas, y a menudo actuaba también en ellas como protagonista. Por esos años sirvió como oficial en el ejército de Estados Unidos durante la Primera Guerra Mundial.
Raoul Walsh contrajo matrimonio en 1916, con Miriam Cooper, actriz habitual de Griffith en títulos como Intolerancia, con la que adoptó a dos hijos, antes de divorciarse diez años más tarde. Posteriormente estaría unido a Lorraine Miller y Mary Simpson, ajenas al mundo del cine.[3]
Destacan entre sus obras de esta época una de las primeras películas de gánsteres de la historia del cine, Regeneration (1915), así como una obra maestra indiscutible, la innovadora y espectacular El ladrón de Bagdad (1924), interpretada por Douglas Fairbanks y Anna May Wong, que alcanzó un enorme éxito por su desbordante fantasía y su imaginativa escenografía, cercana a veces al expresionismo del cine alemán. La película, además, experimentaba con el color tintando algunas de sus escenas. Bastante insólita en su filmografía, en general consagrada al cine de acción, es Evangeline (1919), basada en un poema de Longfellow, uno de los pocos filmes de su producción con pretensiones artísticas y que no tuvo demasiado éxito de público, todo lo contrario que su comedia romántica What Price Glory? (1926), uno de sus grandes éxitos. Por desgracia, muchas de sus películas mudas se han perdido irremisiblemente.
Walsh fue uno de los 36 profesionales de la pantalla que en 1927 fundaron la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood junto con colegas como Cecil B. DeMille, actores como Harold Lloyd y Mary Pickford y productores como Jack Warner e Irving Thalberg. Su primer film sonoro fue El mundo al revés, comedia musical con Victor McLaglen. En los primeros días del sonoro dirigió para la Fox el primer western hablado, En el viejo Arizona (In Old Arizona, 1929), pero perdió un ojo cuando una liebre se cruzó en su camino mientras conducía buscando localizaciones para los exteriores de la película por las carreteras de California; el filme tuvo que terminarlo Irving Cummings. Esto dio al traste con su carrera de actor y ya entonces tuvo que consagrarse en exclusiva a la dirección y el guion. Poco después dirigió, en el espectacular western histórico La gran jornada (The Big Trail, 1930), a un entonces desconocido Marion Morrison, a quien Walsh cambió su nombre por el de John Wayne.
Continuó trabajando para la Fox hasta 1935, y pasó luego un corto período en la Paramount, hasta 1939, año en que fue contratado por Warner Brothers, productora en la que permanecería hasta 1953 y con la que rodaría muchas de sus obras más recordadas, entre ellas varios clásicos del cine de gánsteres, como Los violentos años veinte (1939), El último refugio (High Sierra, 1942) y Al rojo vivo (1949), la primera y la tercera protagonizadas por James Cagney y la segunda por Humprey Bogart e Ida Lupino.
También destacó en el western con obras maestras como Perseguido (Pursued, 1947); Juntos hasta la muerte (Colorado territory, 1949), Camino de la horca (Along the Great Divide, 1951); Tambores lejanos (Distant Drums, 1951), cuyo papel principal lo interpretó Gary Cooper; Los implacables (The tall men, 1955) y, precediendo a todas estas, una aparente película de aventuras que en realidad es una revisión histórica y desmitificadora sobre la figura del general Custer: Murieron con las botas puestas (They died with their boots on, 1941) protagonizada por Errol Flynn y donde el presunto héroe aparece como un joven ignorante, ambicioso y atolondrado, aunque valiente.
Ya en la década de 1950, Walsh dirigió dos películas de aventuras marinas protagonizadas por Gregory Peck, Captain Horatio Hornblower (1951) y El mundo en sus manos (The World in His Arms, 1952).
Tras expirar su contrato con la Warner, Walsh continuó dirigiendo películas, entre ellas tres con Clark Gable: las ya citada The Tall Men (1955), Un rey para cuatro reinas (The King and Four Queens, 1956) y La esclava libre (Band of angels, 1957). Hay que añadir Los desnudos y los muertos (The Naked and the Dead, 1958), basada en la novela sobre la II Guerra Mundial de Norman Mailer, un proyecto en cuyos orígenes estuvo Charles Laughton; algunos consideran que su segunda parte, ya en el frente, llega a los niveles de su mítico gran filme bélico, Objetivo Birmania.[4]
Se retiró en 1964, tras rodar su último filme, Una trompeta lejana (A Distant Trumpet, 1964).
Walsh lanzó la carrera del actor Rock Hudson en Escuadrón de combate (1948) además de la de John Wayne y fuera de su importante obra cinematográfica compuso dos libros: la novela picaresca La cólera de los justos (1972) y un libro de recuerdos o autobiografía, Each man in his time ("Cada hombre en su tiempo", o "Medio siglo en Hollywood", según la traducción del editor francés, 1974).
En el cine de Walsh destacan sus grandes virtudes narrativas: sabe llevar la acción como nadie; otra de sus virtudes es la concisión: es capaz de ofrecer todas las posibilidades de una situación en un mínimo de planos y secuencias. Walsh cultivó también la música y la pintura y fue un habitual colaborador en los guiones que dirigía. Para impedir que modificaran sus montajes rodaba pocas tomas.