Psychotria poeppigiania es una especie de planta de la familia Rubiaceae, que se encuentra ampliamente distribuida desde México hasta Bolivia y Brasil, incluida la Amazonia.
Psychotria poeppigiana | ||
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![]() Planta con flores | ||
Taxonomía | ||
Reino: | Plantae | |
(sin rango): | Eudicots | |
(sin rango): | Asterids | |
Orden: | Gentianales | |
Familia: | Rubiaceae | |
Género: | Psychotria | |
Especie: |
P. poeppigiana Müll.Arg. | |
Sinonimia | ||
ver texto | ||
Es un arbusto de 1,5 hasta 2 m de altura, con hojas elípticas de 24 cm de longitud por 9,5 cm de ancho, simples, opuestas, de margen entero, ápice acuminado, con pecíolo pubescente de 2 cm de largo; brácteas rojas grandes y vistosas, flores amarillas pequeñas y frutos globosos azules a morados.[1][2]
El nombre científico específico honra al botánico Eduard Friedrich Poeppig.
Es conocida localmente como labios ardientes, labios de la novia,[3] flor de labios, beso de negra, sombrerito del diablo[2] y tapogomo de la Guayana.[5]
En la medicina tradicional es ampliamente utilizada como analgésico[2] y antiinflamatorio.[2] Los tiriyó de Surinam aplastan y hierven la planta y usan de la decocción de la masa resultante para el tratamiento de dolores de cabeza, esguinces, reumatismo, dolores musculares y contusiones.[4] La wayana, también de Surinam, muelen la corteza y la aplican en bruto a una erupción particular, conocido por ellos como ‘’poispoisi’’.[4] Las brácteas son triturados para liberar la savia, que se aplica a continuación en el canal auditivo para aliviar el dolor de oídos. Los miraña del sur de Colombia usan el agua que se deposita entre las flores y las brácteas, para aliviar el dolor de oído.[1] A la decocción de la inflorescencia, totalmente hervida, se le atribuyen cualidades antitusivas, y se utiliza como remedio general para infecciones del tracto respiratorio.[4]
Los ka'apor de Maranhão (Brasil) utilizan sus flores como un "amuleto de caza" o talismán mágico para facilitar la caza, llamado tapi'i-kanami: “Las flores de Psychotria poeppigiana [...] son envueltas en un trozo de tela y se fijan al collar de un perro para que pueda encontrar más fácilmente el enorme, muy deseable, y decididamente raro tapir".[6]