Las pruebas de compatibilidad son pruebas que verifican el funcionamiento del sistema en diferentes entornos. Por ejemplo se puede probar un sistema en los distintos navegadores o en distintas versiones de máquina virtual o en distintos sistemas operativos o en distintos dispositivos. El objetivo es garantizar el correcto funcionamiento de la aplicación en todos aquellos entornos en los que tiene que funcionar de forma correcta.[1]
Este tipo de pruebas se realizan porque el mismo software puede presentar errores dependiendo de dónde se ejecute. Por ejemplo podemos tener:
Las pruebas que aseguran la interacción correcta entre la versión actual y las versiones anteriores se les llama pruebas de compatibilidad hacia atrás. A veces se prueban versiones tempranas de un producto, por ejemplo versiones beta o versiones iniciales, para ver si interactúa correctamente con versiones anteriores. A esto se le llama pruebas de compatibilidad hacia adelante.[1]