Primicia o primicias (en griego, ἀπαρχή), en la Antigua Grecia, era una ofrenda dedicada a los dioses o al mantenimiento de los santuarios, que podía consistir en los primeros frutos de las cosechas, de la caza o de la pesca, pero también animales de ganado, objetos artísticos, una parte de un botín de guerra o una parte de la recaudación de impuestos.[1][2] Cuando consistían en productos del campo o animales, a veces las primicias se quemaban, o se lanzaban a una corriente de agua. Otras veces se depositaban en un lugar sagrado.[3]
Una tradición de la mitología recogida por Ovidio, señalaba las primicias que se ofrecían a los dioses del campo como agradecimiento:
Ovidio, Las metamorfosis VIII,272.
En Atenas, a partir del año 454 a. C., la primicia destinada al tesoro de Atenea consistía en 1/60 del total de los impuestos tributados por las ciudades de la Liga de Delos.[4]
En Eleusis se ofrecían primicias a sus divinidades al menos desde la época arcaica. Estas ofrendas estaban organizadas por la ciudad de Atenas y eran administradas por el hierofante.[5] Se conserva un decreto, fechado en torno a 422 a. C. que regulaba las primicias que debían ofrecerse a las divinidades del santuario de Eleusis.[6][7] En época del Imperio romano se conservan también inscripciones, fechadas en el siglo II, que documentan la restauración de estas ofrendas a las divinidades de Eleusis.[5]