Una prerrogativa es un poder o privilegio exclusivo que posee un funcionario de un gobierno o estado como parte de su cargo.[1] Según la legislación inglesa, es un derecho de un soberano que, en teoría, no tiene restricciones.[2] Por ejemplo, el monarca británico posee prerrogativas reales que nunca se han enumerado por completo.[3] En la práctica, suelen ser utilizadas por los ministros en nombre del monarca.[3] En Estados Unidos, la Constitución está redactada de tal manera que permite las prerrogativas del ejecutivo.[4] Los presidentes utilizan estos poderes para gestionar crisis o resolver conflictos.[4] Aunque nada en la Constitución le otorgaba específicamente el poder de hacerlo, George Washington utilizó la prerrogativa ejecutiva para declarar la neutralidad en la disputa de 1790 entre Gran Bretaña y Francia.[4] Thomas Jefferson la utilizó para realizar la Compra de Luisiana.[4] Abraham Lincoln la utilizó muchas veces durante la guerra civil estadounidense.[4]