En la antigua Roma, la Porta Quirinalis era una de las tres entradas a la colina del Quirinal, junto con la Porta Salutaris y la Porta Sanqualis. Era la más septentrional de ellas y se encontraba aproximadamente en la actual plaza Barberini, cerca del cruce entre la via delle Quattro Fontane y la via dei Giardini.
El nombre de la puerta proviene de su proximidad al templo del dios Quirino,[1] una deificación de Rómulo y figura destacada del panteón romano. Tal era su importancia que, incluso antes de la construcción del santuario y el altar dedicados a él durante la monarquía, ya se había dado su nombre a toda la colina. No se han hallado restos arqueológicos de la puerta; las únicas referencias disponibles provienen de fuentes escritas. [2]
La puerta fue construida en la época de la murallas servianas, aunque no se cree que existiera en ese punto una muralla de circunvalación. La configuración orográfica del lado occidental de la colina, extremadamente escarpado, hacía innecesaria la construcción de una defensa mural: no solo no había puertas ni caminos de acceso en esa vertiente, sino que bastaba, a lo sumo, con un parapeto[3]. El nivel original del valle al pie del precipicio se hallaba aproximadamente 11 metros por debajo del actual nivel de la plaza Barberini, y el desnivel respecto a la cima de la colina —que alcanzaba allí su punto máximo— era de unos 25 metros. La vía que ascendía hacia la puerta, situada aproximadamente donde hoy se encuentra la via delle Quattro Fontane[4] (que aún conserva un notable desnivel), era por tanto muy empinada, como lo han confirmado investigaciones arqueológicas y geológicas.
La apertura de dicha vía, a pesar de su difícil tránsito, se volvió necesaria debido al significativo desarrollo urbanístico del barrio, con el fin de conectar el valle con la cima de la colina. Allí discurría una importante arteria viaria, la Alta Semita —aproximadamente coincidente con la actual via del Quirinale—, que conducía hasta la Porta Collina.