El Pasaje Santa Teresa, también conocido como callejón Santa Teresa, es una pequeña calle de la ciudad de Sucre, en Bolivia, conocida por ser un lugar supuestamente embrujado.[1][2] El callejón se encuentra dentro del centro histórico de Sucre, considerado Patrimonio de la Humanidad según la Unesco.[3]
Pasaje Santa Teresa | ||
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Ciudad de Sucre, ![]() | ||
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Datos de la ruta | ||
Nombre coloquial | Callejón Santa Teresa | |
Longitud | 0.13 km | |
El pasaje se encuentra al lado del Convento Santa Teresa y une las calles Camargo y San Alberto.[4] Es una vía estrecha y empedrada, con incrustaciones de huesos en las piedras. Dado su tamaño estrecho, el escaso tránsito de personas y la poca iluminación, se convirtió en el escenario ideal para cuentos de aparecidos.[5]
Se dice que en el callejón se practicaban sesiones de espiritismo, en donde se invocaba al espíritu del expresidente boliviano Melgarejo y otras almas del purgatorio para saber la ubicación de tapados y tesoros escondidos. En una de esas sesiones, el espíritu de una monja carmelita fue invocado y este indicó dónde podía encontrarse un tesoro. Fue así que las personas comenzaron a derribar paredes en la casa indicada y encontraron una pequeña cámara tapiada. Al inspeccionarla, encontraron el cuerpo momificado de un niño y una carta que indicaba que la criatura había sido fruto de un romance entre la monja y el capellán, y que la monja la había enterrado por temor a las represalias, pidiendo por favor que quien la encontrara le diera cristiana sepultura.[1]
Existen varios relatos sobre la wawa con bigotes, pero el más difundido es el recogido por Antonio Paredes Candia en 1947. Según este relato, un par de hombres se encontraba bebiendo chicha. Cuando era hora de retornar a sus casas, el camino más corto era atravesando un callejón del barrio Santa Teresa en la ciudad de Sucre. Ambos habían escuchado que en ese callejón pasaban cosas extrañas, pero se armaron de valor y decidieron atravesarlo. Ya en el callejón, uno de ellos escuchó el llanto de un bebé (de una wawa, como se les dice a los bebés en Bolivia) y vio un bulto en el suelo envuelto con un aguayo.Ambos hombres, preocupados por ese bebé abandonado en el callejón, decidieron socorrerlo, mas fue grande su sorpresa al ver que la criatura tenía bigotes y la boca con dientes. Asustados, ambos dejaron caer al bebé. Uno de ellos logró esconderse, mientras escuchaba al bebé deslizarse por el piso. El que no logró esconderse fue encontrado al día siguiente y se había quedado mudo.[6]