La Orden de la Encina también conocida como «Orden del Roble» debido a que en latín se utiliza el mismo nombre de Quercus para referirse a ambos árboles, fue una orden militar medieval española fundada en el siglo VIII durante la Reconquista. Se considera por algunas fuentes tradicionales como la primera orden de caballería en la península ibérica, aunque su existencia histórica es debatida y posiblemente legendaria, basada en crónicas del siglo XIX y relatos folclóricos sin respaldo en documentos primarios o archivos oficiales como el Archivo de la Corona de Aragón o del Archivo Histórico Nacional. No aparece en enciclopedias generales ni en listas exhaustivas de órdenes militares españolas medievales, lo que sugiere un reconocimiento limitado en la historiografía moderna.
Orden de la Encina | ||
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Información de publicación | ||
Creador | Garcí Ximénez | |
Otros nombres | Orden del Roble | |
Fundación | 722 | |
Disolución | No establecida | |
Según la tradición, la Orden de la Encina fue fundada en el año 722 por García Jiménez (o Garci Ximénez), caballero navarro de noble estirpe y reputado capitán, quien después de retirarse del ejército, sintió el deseo de expulsar a los infieles de España. Cuentan las crónicas que tras preparar sus huestes para caer sobre los musulmanes en la villa de Ainsa, al elevar la vista al cielo para implorar la ayuda divina, vio sobre una encina[1] una cruz resplandeciente rodeada de un coro angelical, muy a semejanza de la que Constantino vio sobre el Puente Milvio. El caballero creyó que aquello era la señal de la victoria y puso la cruz sobre su pecho y haciendo que se la pusieran los demás capitanes y soldados marcó resuelto contra el enemigo, obteniendo un señalado triunfo. Alcanzó después de tantos y tan distinguidos, que habiendo logrado expulsar a los moros de Navarra sus soldados agradecidos le levantaron sobre el pavés y le proclamaron rey.
Posteriormente fue el propio Garci Ximénez quien obtuvo mediante Bula papal del pontífice Gregorio II permiso para fundar una Orden militar con el título de la Encina, cuyo emblema era una cruz roja puesta sobre una encina, pintadas ambas en una túnica que llegaba hasta las rodillas.
Durante el siglo XI, la Orden de la Encina absorbió al menos dos órdenes menores como parte de su expansión:
Crónica de la provincia de Ciudad Real, José de Hosta, Madrid, Aquiles Ronchi, 1865, Imp. de La Iberia, capítulo X, pp. 116-117