Se llama ninfeo (en griego antiguo νυμφαιον/nymphaion, en latín nymphaeum) a los monumentos consagrados a las ninfas, especialmente a las fuentes. Originalmente estos monumentos fueron grutas naturales, que eran consideradas tradicionalmente el hogar de la ninfa local. Algunas estaban a veces dispuestas de tal forma que servían como suministro de agua, como la de Side en Panfilia. Un ninfeo dedicado a la ninfa acuática local, Coventina, se construyó junto al muro de Adriano, en el extremo norte del Imperio romano. Desde entonces, las grutas artificiales tomaron el lugar de las naturales.