El neumomediastino se define como la presencia de aire en el mediastino observado mediante una radiografía o prueba de imagen mediante TAC.[1] Normalmente ocurre cuando el aire sale de la vía aérea, el pulmón o el esófago y entra en esta cavidad. El neumomediastino (del griego pneuma —aire—, también denominado «enfisema mediastínico»)[2] hace referencia a la neumatosis (presencia anómala de aire u otro gas) en el mediastino, la parte central de la cavidad torácica.
Neumomediastino | ||
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![]() Una TAC que muestra aire en el mediastino | ||
El mediastino es el compartimento anatómico extrapleural situado en el centro del tórax, entre los pulmones derecho e izquierdo, por detrás del esternón y las uniones parodontales y por delante de las vértebras torácicas y de la vertiente más posterior de las costillas óseas. Por debajo está limitado por el músculo diafragmal y por arriba por el istmo cervicotorácico.
Descrito por primera vez en 1819 por René Laennec.[3][4] este trastorno puede deberse a traumatismos físicos u otras situaciones que provoquen que el aire se escape de los pulmones, las vías respiratorias o el intestino hacia la cavidad torácica. En el caso de los buceadores, suele ser el resultado de un barotrauma pulmonar[2]
El neumomediastino puede ocurrir de manera espontánea en sujetos sanos sin tener una causa clara atribuible.[5] El neumomediastino espontáneo es una entidad infrecuente que se presenta en ausencia de enfermedades o factores precipitantes y que generalmente afecta a varones jóvenes y sanos.[6]
El neumomediastino puede ser secundario a causas intrínsecas del pulmón y la vía aérea, iatrogénico o traumático.
El síntoma más característico suele ser el dolor torácico central grave.
Otros síntomas incluyen: dificultad para respirar, distorsión de la voz (como con el helio) y enfisema subcutáneo, el cual afecta específicamente a la cara, el cuello y el tórax.[7]
El neumomediastino también se puede caracterizar por la disnea, la cual es típica de los problemas del sistema respiratorio.
Se identifica con frecuencia en la auscultación gracias a un sonido de «crujido» que se sincroniza con el ciclo cardiaco (signo de Hamman).
El neumomediastino también puede presentar síntomas que imitan al taponamiento cardíaco como resultado del aumento de la presión intrapulmonar sobre el flujo venoso al corazón.[8]
Las causas más frecuentes son:
También se asocia con:
Puede inducirse para ayudar en la cirugía toracoscópica.[11]
Puede deberse a un barotrauma pulmonar inducido por el paso de una persona desde un entorno con una presión elevada a uno con una menor, como cuando los buceadores con equipo autónomo o los buzos con suministro de aire desde la superficie,[12][13] los buceadores en apnea tras una insuflación glosofaríngea[14] o el pasajero de un avión[15] ascienden. En el caso de los buceadores con equipo autónomo y los buzos con suministro de aire desde la superficie, respiran gas a presión ambiente y, si este no puede escapar libremente durante el ascenso, la diferencia de presión puede ocasionar su expansión, lo cual puede conllevar la rotura de los tejidos pulmonares (barotrauma pulmonar) y su escape a diferentes lugares, entre los cuales se encuentra el mediastino. Un buzo o buceador con síntomas de enfisema mediastínico también puede presentar cualquier combinación de embolia gaseosa arterial, neumotórax y enfisema subcutáneo o pulmonar intersticial.
Los factores que pueden impedir el escape libre del gas comprimido respirado incluyen aguantar la respiración u obstrucciones respiratorias tales como quistes, tapones de moco o tejido cicatricial.[13]
En casos poco frecuentes, el neumomediastino también puede producirse por un traumatismo torácico cerrado (por ejemplo, accidentes de tráfico, peleas, sobrepresión en el aparato respiratorio), aunque evoluciona del mismo modo que su forma espontánea.[16]
El neumomediastino se observa con mayor frecuencia en pacientes varones jóvenes por lo demás sanos y puede no ir precedido de antecedentes médicos relevantes de dolencias similares.[17]
El neumomediastino es poco frecuente y se produce cuando se filtra aire al mediastino.
El diagnóstico puede confirmarse mediante una radiografía de tórax en la que aparezca un contorno radiolúcido alrededor del corazón y el mediastino o mediante un TAC de tórax.
El pronóstico es variable, hay casos asintomáticos que se detectan sólo en una radiografía lateral, en otros casos puede ser muy grave.
Los tejidos del mediastino reabsorberán lentamente el aire de la cavidad, por lo que la mayoría de los neumomediastinos se tratan de forma conservadora.
Respirar oxígeno de alto flujo aumentará la absorción del aire.
Si el aire está bajo presión y comprime el corazón, puede introducirse una aguja en la cavidad para liberar el aire.
Puede ser necesaria una intervención quirúrgica para reparar el orificio en la tráquea, el esófago o el intestino.
Si se produce un colapso pulmonar, es primordial que el paciente se tumbe del lado del colapso.
A pesar de ser doloroso, esto permite la reexpansión completa del pulmón no afectado.
Consiste en una descompresión urgente vaciando ese aire (mediastinotomía), además de tratamiento etiológico (sutura o intubación). Si no cicatriza bien se recurriría a un tratamiento quirúrgico.