El Neofeudalismo, también llamado tecnofeudalismo, es una teoría que considera que las sociedades actuales de la era digital y la economía globalizada, están pasando de un capitalismo neoliberal a una forma de feudalismo tecnológico.[1] Esta consideración ha sido realizada por distintos autores como Cédric Durand[1], Yanis Varoufakis[1] o Shoshana Zuboff[1].
El término proviene de las analogías que tendrá la nueva sociedad de la era digital con el sistema feudal histórico
En el feudalismo tradicional, la sociedad estaba claramente jerarquizada: señores feudales que poseían la tierra y los siervos o campesinos que trabajaban en ella, a cambio de protección y una parte de la producción. Este sistema creaba una dependencia directa de los siervos hacia los señores, quienes ejercían un control significativo sobre la vida económica, política y social de la época.[1]
En el tecnofeudalismo las grandes corporaciones tecnológicas controlan los territorios digitales esenciales, como los datos y las plataformas en línea, que son fundamentales para la economía y la sociedad contemporáneas. Los usuarios de estas tecnologías dependen de estas plataformas (feudo digital de una empresa) para una variedad de actividades diarias, desde la comunicación y el consumo hasta el trabajo y el entretenimiento.[1] Como consecuencia, los usuarios ofrecen sus propios datos a cambio del acceso a las plataformas. Estos datos, nuestros o de la gente que nos rodea, pueden ser datos personales, hábitos, consumo, localización, horario,...[2]
En este sistema, las grandes corporaciones tecnológicas ostentan poder no solo a través de la acumulación de capital, sino también mediante el control de la información y los recursos digitales, dictando no solo las condiciones de uso de sus servicios, sino también recopilando y utilizando datos personales, a menudo de forma opaca y sin el pleno consentimiento de los individuos. Esto les permite influir en gran medida en la economía y en la toma de decisiones políticas.[1]
En el feudalismo clásico no había movilidad social y económica. Las clases sociales (señores feudales y siervos) eran cerradas y cada habitante tenía o no privilegios de acuerdo a su condición social de nacimiento.
En el tecnofeudalismo hay una escasa movilidad social y económica. La concentración de poder y capital en unas pocas entidades limita la competencia y la innovación, creando barreras para el ingreso de nuevos actores y restringiendo las oportunidades para las pequeñas empresas y los emprendedores.[1]
El origen de esta tendencia es el crecimiento exponencial experimentado por las grandes tecnológicas, no solo en términos de poder económico, sino también en términos de control de la información y la tecnología.[1] Esto está provocando una gran capacidad de influencia en la economía global y también, a partir de su capacidad de influir en la opinión pública a través de sus plataformas, en la política y la sociedad. [1] Por ejemplo, Amazon controla una porción significativa del comercio electrónico, mientras que Alphabet y Meta dominan la publicidad en línea.[1] Su dominio se extiende más allá de sus respectivos mercados, impactando en la innovación, el empleo y la acumulación de capital.[1]
Las tecnologías más importantes que dominarán las grandes tecnológicas serán los avances en Inteligencia artificial relativas al aprendizaje automático.[3] Este dominio estará motivado por los siguientes factores:
Esta tecnología provocará que estos gigantes tecnológicos se apoderen de los servicios de la |Inteligencia Artificial, y el resto de la sociedad y la economía se verá obligado a introducirlo en sus actividades a través de estas empresas y de las condiciones que quieran imponer, que tenderán a maximizar sus beneficios.[3] De esta forma pocas empresas privadas se convertirán en intermediarios que se acabarán infiltrando en todos los ámbitos de la vida y del gobierno.[3]
Estos gigantes tecnológicos operan a menudo más allá del alcance de las regulaciones nacionales, lo que algunos autores identifican como una amenaza para la democracia y la soberanía de los estados.[1]