El coatí de cola anillada (Nasua nasua) es una especie de mamífero carnívoro de la familia de los prociónidos que habita predominantemente en las selvas sudamericanas y la parte meridional de Centroamérica.
Coatí de cola anillada | ||
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Estado de conservación | ||
![]() Preocupación menor (UICN 3.1)[1] | ||
Taxonomía | ||
Reino: | Animalia | |
Filo: | Chordata | |
Clase: | Mammalia | |
Orden: | Carnivora | |
Suborden: | Caniformia | |
Familia: | Procyonidae | |
Subfamilia: | Procyoninae | |
Género: | Nasua | |
Especie: |
N. nasua Linnaeus, 1766 | |
Distribución | ||
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La palabra "coatí" es un préstamo del tupí-guaraní coatĩ (kuatĩ en guaraní paraguayo), y este a su vez proviene de coá, que significa "largo", y tĩ, que significa "nariz" ("nariz larga"). En las zonas cafeteras de Colombia también se les llama Cusumbo.[2]
Habita en selvas de América tropical y subtropical, en México, Colombia, Venezuela, las Guayanas, Brasil, Ecuador, Perú, Bolivia, Paraguay hasta el norte de la Argentina y del Uruguay e incluso fue introducida en el Archipiélago Juan Fernández en Chile y también hay muchos en mallorca.
Es un mamífero relacionado con el mapache boreal, pero la especie se caracteriza por hocico largo con algo de cerdo y garras de oso.
Su piel es o pardo suave o negra, con vientre más claro, y anillos blanco en la cola en muchos casos. Su cabeza es delgada con una nariz alargada, orejas pequeñas, pies negros, cola larga no prensil usada para balancearse y señalar.
Los adultos miden 41-67 cm de la cabeza a la base de la cola, agregando 30-60 cm a su longitud total. A los hombros alcanzan cerca de 30 cm, y pesan entre 3-8 kg. El macho puede llegar a ser el doble de grande de la hembra, y tiene unos caninos grandes y afilados. Tiene fuertes miembros para subir y cavar, y reputado por su inteligencia.
Caminan sobre sus pies (plantígrado) y pueden descender de árboles cabeza abajo gracias a sus flexibles articulaciones. Prefieren dormir o descansar en lugares elevados y en nichos.
Viven en grupos de 10 a 20 individuos (normalmente no más de 60), pero los machos son solitarios, carnívoros e incluso caníbales con las crías de la especie. y (al igual que los elefantes)solo se unen al grupo durante la época de celo duermen en nidos, que hacen ellos, en las copas de los árboles.
Los coatíes llevan vidas tranquilas, y siempre dejan un vigilante como las suricata. Cuando el vigilante emite un sonido como el ladrido de un perro, los coatíes huyen a los matorrales o a las copas de los árboles, aunque algunos se dan vuelta y enfrentan al agresor. Son animales curiosos, que a veces van a las zonas urbanas a robar cosas.
Su longevidad en estado salvaje es de 15 años y en cautiverio unos 17-20 años. El período de gestación del coatí es de unos 74 días y tienen de 2 a 7 crías.
Esta especie se encuentra dividida en 13 subespecies:[3]
El coatí es una mascota exótica y rara. Cuando es pequeño es tierno y amigable, pero cuando crece, si no se educa, puede ser un pequeño gran problema. Cuando llegan a la adultez pueden ser agresivos, a causa del cautiverio y por causas hormonales. Normalmente son juguetones y es mejor que para jugar les escondan la comida en distintas partes.
Debido a su potencial colonizador y constituir una amenaza grave para las especies autóctonas, los hábitats o los ecosistemas, esta especie ha sido incluida en el Catálogo Español de Especies exóticas Invasoras, aprobado por Real Decreto 630/2013, de 2 de agosto, estando prohibida en España su introducción en el medio natural, posesión, transporte, tráfico y comercio.
El coatí de cola anillada fue introducido en el archipiélago Juan Fernández (Chile) para acabar con la plaga de ratones de las islas del Archipiélago, pero terminaron comiéndose las crías y polluelos de las fardelas del lugar.
Fue protagonista de varios mitos y leyendas, incluyendo cuentos, como es el caso de Historia de dos cachorros de coatí y de dos cachorros de hombre, escrito por Horacio Quiroga para su antología de literatura infantil Cuentos de la selva.