En el diseño de automóviles, la disposición con motor trasero se caracteriza por colocar el motor en la parte posterior del vehículo, de forma que el centro de masas del propulsor se localiza por detrás del eje trasero,[1] aunque también es habitual considerar en esta categoría a aquellos vehículos cuyo motor está situado simplemente junto al eje trasero. Por lo general, casi siempre tienen una configuración automotriz con tracción trasera, aunque algunos modelos disponen de tracción en las cuatro ruedas.
Esta disposición del motor se caracteriza por:[2]
Entre sus principales ventajas, se pueden citar:[1]
Entre sus principales inconvenientes, se tiene que:
Este diseño se hizo popular en automóviles pequeños y económicos y en vehículos comerciales ligeros, especialmente en la década de 1960. Hoy en día, la mayoría de los fabricantes de automóviles han abandonado este diseño, aunque se sigue usando en algunos automóviles deportivos,[5] como el Porsche 911. También se utiliza en algunas aplicaciones de coches de carreras,[6] autobuses de piso bajo, autobuses escolares y microcoches como el Smart Fortwo. Algunos coches eléctricos cuentan con motores delanteros y traseros para impulsar las cuatro ruedas.[7]