Una morrena es una acumulación de sedimentos transportados por un glaciar, normalmente una mezcla heterogénea de bloques, cantos y arena (till).[1] Existen varios tipos de morrenas, que dependen de su relación con el glaciar:
El glaciar baja desde alturas considerables, erosionando y arrastrando los materiales que encuentra en su camino y transportando los que caen en su superficie.
Las morrenas externas están formadas por los fragmentos que caen sobre el hielo del glaciar desde las laderas. Las morrenas internas están compuestas por materiales transportados dentro de la masa de hielo procedentes del exterior que han caído en la zona de sedimentación, donde han sido recubiertos por la nieve y se han hundido con ella. La morrena de fondo es la capa de piedras rodadas abandonadas tras un retroceso continuo del hielo. El material de una morrena es generalmente una masa de sedimentos sujeto a modificaciones y destrucciones posteriores por la acción de las aguas originarias del deshielo. Cuando dos glaciales se unen, se juntan dos morrenas laterales formando una morrena mediana. Se habla de morrena terminal cuando los fragmentos de rocas son depositados mientras el hielo ni avanza ni retrocede. Una morrena de empuje es el resultado de un avance del hielo a través de la morrena que produce que los sedimentos retrocedan y se plieguen, formando una estructura debida a una deformación tectónica.