Monte Alto pertenece a una cultura preolmeca que se desarrolló en la costa sur de Guatemala durante el Período Preclásico Medio (aproximadamente desde el 1800 a. C.). Esta cultura es anterior a la civilización maya y a menudo se considera una de las precursoras tanto de los mayas como de los olmecas. El sitio es famoso por sus esculturas monumentales, conocidas como barrigones y cabezas colosales con propiedades magnéticas, aunque su propósito exacto aún es debatido.[1]
Monte Alto | ||
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Ubicación | ||
Región | Mesoamérica | |
País |
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División |
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Localidad | La Democracia | |
Historia | ||
Tipo | Yacimiento arqueológico | |
Uso original | Centro ceremonial y cívico | |
Época | Preclásico Medio | |
Cultura | Pre-olmeca | |
Construcción | (1800 a. C. - 300 d. C.) | |
Abandono | 350 d. C. | |
Mapa de localización | ||
Recibe su nombre de una finca ubicada a 500 m al este de la localidad de La Democracia.[2]
La Democracia se encuentra
La cultura de Monte Alto es una de las más antiguas de Mesoamérica y tal vez sea anterior a la cultura olmeca.
Monte Alto fue ocupada hacia el 1800 a. C., pero tuvo una presencia bastante exigua, menor que El Bálsamo (a unos 10 km al oeste de Monte Alto), o Los Cerritos Sur (a unos 10 km al este de Monte Alto).[2]
Monte Alto se convirtió en un centro regional durante los seis siglos del Período Preclásico Tardío (entre el 400 a. C. y el 200 d. C.).
El sitio tiene 45 estructuras principales, siendo la más alta una pirámide de 20 m de altura.
También hay una importante ocupación del Período Clásico Temprano, pero está localizada principalmente en la Estructura 6, una gran plataforma ubicada al noreste.
Desde hace décadas o siglos se conocía la existencia de varias cabezas monumentales apoyadas a nivel del suelo, que se encontraban en los potreros de la finca Monte Alto, a menos de un kilómetro al oeste de la aldea La Democracia. Desde mediados del siglo XX llegaban personas especializadas en arqueología o turistas extranjeros para visitar los monumentos. Los niños de la aldea recorrían el lugar. Las cabezas eran vistas como simples objetos de curiosidad. Se comentaba que debían pertenecer a los pipiles, que tradicionalmente se considera que provenían del sur de México.[3]