El monocerus es una criatura legendaria con un solo cuerno, normalmente de gran tamaño y puntiagudo.[1] Existen variaciones con el nombre, también es conocido como carcazonon, karkadann y monocerotem.[2] Probablemente se basa en el rinoceronte africano o indio.[3]
Su nombre deriva del griego mονόκερος, una palabra compuesta por μόνος (monos), que significa «un», y κέρας (keras), que significa «cuerno». Fue Megástenes (aprox. 350-290 a. C.), embajador en la corte del emperador indio Chandragupta, quien recogió las primeras informaciones del animal en su obra Índica, hoy perdida.[4] El geógrafo Estrabón se refirió a él en su obra Geografía:[5]
Es más, Megástenes sostiene que la mayoría de los animales que son domésticos entre nosotros, en aquellas regiones son salvajes. Y habla de caballos con un cuerno y cabeza de ciervo […].
Estrabón, Geografía, libro XV, cap. 1, núm. 56.
En su Historia natural, el erudito romano Plinio el Viejo describió al monoceros como una fiera salvaje imposible de capturar viva y de grave múgido, con cuerpo de caballo, cabeza de ciervo, pies de elefante y cola de jabalí, provista de un solo cuerno negro de dos codos de longitud en el centro de su frente.[6][7] Asimismo, lo distinguió cuidadosamente de otros animales unicornios, como el rinoceronte, el «asno indio» o el antílope unicornio mencionado por Aristóteles.[8]
Desde entonces, el monoceros terminó por asociarse frecuentemente con el unicornio.[9] El origen de esta fusión se puede rastrear desde las versiones más antiguas de El Fisiólogo, donde se habla del «animal que en griego se llama monoceronte, y en latín unicornio».[10] En el mismo sentido exponía Isidoro de Sevilla, en sus Etimologías (siglo VII), que la palabra monoceros era el término griego equivalente a su traducción latina unicornis, en ambos casos un animal armado en medio de la frente con un solo cuerno de cuatro pies de longitud.[11] Y si varios autores medievales como Alberto Magno, Bartolomeo Ánglico o Vicente de Beauvais, entre otros, defendieron que el monoceronte y el unicornio eran especies distintas, esto no impedirá que en el siglo XVII Catelan Laurent se refiera al monoceros como el unicornio propiamente dicho o auténtico.[12]