Las momias suelen aparecer en los géneros de terror como criaturas no muertas envueltas en vendas. No-muertos similares incluyen esqueletos y zombis.
El género de las momias tiene sus orígenes en el siglo XIX cuando Egipto estaba siendo colonizado por Francia y, posteriormente, por la Gran Bretaña victoriana. Las primeras momias vivientes en la ficción eran en su mayoría mujeres y se presentaban bajo una luz romántica y sexual, a menudo como intereses amorosos del protagonista; esto representaba metafóricamente el orientalismo sexualizado y la romantización colonial de Oriente. Ejemplos notables de esta tendencia incluyen The Mummy's Foot por Théophile Gautier, The Jewel of Seven Stars de Bram Stoker, The Ring of Thoth por Arthur Conan Doyle, She: A History of Adventure y Smith and the Pharaohs por H. Rider Haggard, My New Year's Eve Among the Mummies por Grant Allen, The Unseen Man's Story por Julian Hawthorne e Iras: A Mystery por H. D. Everett; este último en realidad hace que el protagonista se case con una momia que toma la forma de una hermosa mujer.[1][2][3]
A partir de la década de 1930, la "momia romántica" fue reemplazada por la "momia monstruosa", iniciada por Boris Karloff en la película de 1932 La momia; las momias se incorporaron así al panteón de los monstruos góticos del siglo XIX, junto al Conde Drácula y el Monstruo de Frankenstein.[1]
Sin embargo, el final del siglo XX vio el resurgimiento del interés en el arquetipo de la "momia romántica", comenzando con la novela de 1989 The Mummy, or Ramses the Damned por Anne Rice, que involucraba una relación sexual entre una momia masculina benévola y una mujer arqueóloga.[1] La tendencia se intensificó a finales de la década de 1990, la década de 2000 y la de 2010: las obras de ficción modernas que presentan momias vivientes románticas incluyen la novela de ficción de terror de 1997 Don't Tell Mummy por Tom B. Stone,[4] el episodio Inca Mummy Girl de la serie de TV Buffy the Vampire Slayer, la novela de fantasía de 2006 Freaks: Alive on the Inside por Annette Curtis Klause y el videojuego de 2011 The Next Big Thing por Pendulo Studios.[5]
Durante el siglo XX, las películas de terror y otros medios de comunicación popularizaron la noción de una maldición asociada con las momias (ver Maldición de los faraones). El descubrimiento de la tumba de Tutankamón en 1922 por el arqueólogo Howard Carter trajo a las momias a la corriente principal.